El Nobel de Medicina 2009 recayó ayer en tres genetistas estadounidenses por sus investigaciones sobre el envejecimiento de las células. Tales estudios han impulsado el desarrollo de nuevas terapias contra males como el cáncer y han ayudado a comprender el proceso de envejecimiento.

El Instituto Karolinska de Estocolmo (capital de Suecia), encargado de otorgar el Nobel de Medicina o Fisiología, reconoció con este premio a los estadounidenses Elizabeth H. Blackburn, Carol Greider y Jack W. Szostak. Los tres fueron galardonados por sus descubrimientos sobre los denominados telómeros y telomerasas, que hacen las funciones de fuente de juventud de las células.

Los tres especialistas se dedicaron a investigar los extremos de los cromosomas, denominados telómeros. En el ser humano, el genoma no forma una única fibra larga sino que está distribuido en 46 partes, llamados cromosomas.

Cada una de estas moléculas posee dos extremos -telómeros-, que protegen a los cromosomas. Pero también los telómeros garantizan que durante la división celular, cada cromosoma se duplique en su totalidad.

En cada división celular los telómeros forman un anillo protector en torno a los cromosomas, que se va reduciendo al progresar la división hasta alcanzar un grosor que le impide seguir protegiendo la célula, lo que conduce a que ya no pueda dividirse o incluso muera.

Es decir que si los telómeros se acortan, las células envejecen, y si el cromosoma carece de la capa protectora, el genoma no puede llevar a cabo una duplicación exacta y completa, por lo que la célula muere. En ciertos casos, puede descontrolarse y desencadenar un cáncer.

Blackburn y Szostak descubrieron cómo una única secuencia de ADN en los telómeros protege a los cromosomas del envejecimiento, mientras que Greider y Blackburn descubrieron una enzima nueva e inusual, a la que llamaron telomerasa.

Esta proteína contribuye a evitar que los telómeros vayan perdiendo tamaño, lo que es indispensable, porque en cada división celular los telómeros se acortan un poco. Es decir que la telomerasa en cada división acopla nuevos módulos celulares a los extremos del cromosoma y los hace crecer de nuevo.

Este proceso tiene efectos positivos y negativos, ya que evita tanto la muerte de células "buenas" como el de células "malas" o cancerígenas, fomentando el crecimiento de los tumores.

Las células cancerígenas suelen tener una actividad elevada de telomerasa y se sospecha que esa enzima permite que las células tumorosas se reproduzcan fuera de control.

Gracias a esa proteína se sabe también que males hereditarios como ciertas formas de anemia, enfermedades dermatológicas o pulmonares, están causadas por defectos en esta enzima.

Además, Blackburn comprobó que los telómeros en las mujeres que sufren estrés psíquico crónico se acortan más rápido que en las mujeres que viven con menos estrés.

"Los descubrimientos han añadido una nueva dimensión a nuestro entendimiento de las células, brindaron información sobre los mecanismos de las enfermedades y estimularon el desarrollo de potenciales nuevas terapias", afirmó el fallo.

Son hallazgos "importantes para comprender el cáncer, el envejecimiento y las enfermedades genéticas hereditarias", dijo Hans Jornvall, del Comité seleccionador, difundió la agencia de noticias DPA.

Los tres expertos se repartirán en partes iguales el premio, dotado de casi un millón de euros, que serán entregados durante la ceremonia del 10 de diciembre, el aniversario de muerte de Alfred Nobel.