En medio de los esfuerzos por completar la restauración del servicio eléctrico en Venezuela, Nicolás Maduro pidió a la población que esté preparada para "lo peor", ante la posibilidad de que el suministro vuelva a tener fallas prolongadas a nivel nacional, lo que ha ocasionado la pérdida de alimentos y una grave escasez de agua.

El autócrata solicitó a las familias del país que tengan listas una radio a pilas "para estar informados de lo que pasa", un juego de velas y una reserva de agua.

"Quiero preparar muy bien al pueblo. Quien se prepara para lo peor, está listo para lo mejor, está listo para vencer", expresó en cadena nacional. El martes, el régimen anunció que el apagón, iniciado el jueves, estaba prácticamente superado, aunque las denuncias persisten en numerosos puntos del país.

Para este miércoles, todavía se mantiene la suspensión de las jornadas laborales y las clases. La mayor parte de Caracas había recuperado la electricidad, pero estados como Mérida, Táchira, Trujillo, Zulia y Apure, en el oeste del país, tenían amplias zonas sin energía.

En ese marco, Maduro anunció el lanzamiento de un plan llamado "El tanque azul", para repartir 50.000 barriles de agua a lo largo del país, únicamente a ciudadanos con el Carnet de la Patria. La falta de energía afectó también el suministro de agua potable a los hogares, por lo que algunas familias acudieron a fuentes naturales e incluso desagües urbanos para conseguir un mínimo indispensable.

 

 

"Voy a pedir la mayor conciencia de ahorro energético. Tenga prendido lo que es necesario en la hora pico. El mínimo de luces. Vamos a ahorrar para que el cuerpo energético vaya agarrando fuerza", solicitó Maduro.

Maduro llegó a cantar victoria en lo que llama una "guerra eléctrica", insistiendo en sus acusaciones a Washington de perpetrar "ataques cibernéticos" y "electromagnéticos" contra la hidroeléctrica El Guri (en el estado sureño de Bolívar), que abastece al 80% de la población del país. Tal hipótesis ha sido descartado por expertos del área.

La oposición, liderada por el jefe parlamentario, Juan Guaidó, sostiene que el colapso es el resultado de la "negligencia" y una "corrupción" que alcanzó 1.500 millones de dólares hasta 2016.