El arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu, un símbolo de la lucha contra el apartheid (segregación racial) en Sudáfrica, galardonado con el Premio Nobel de la Paz, murió ayer a los 90 años, desatando una ola de tributos para homenajear a uno de los últimos íconos de esta generación.
"El fallecimiento del arzobispo emérito Desmond Tutu es otro capítulo de duelo para nuestra nación que despide a una generación de sudafricanos excepcionales que nos legaron un país liberado", afirmó el presidente Cyril Ramaphosa en un comunicado al anunciar su pacífico fallecimiento en un geriátrico de Ciudad del Cabo.
Durante las décadas de 1980 y 1990, con su sotana púrpura, Tutu fue un símbolo inspirador de coraje, dignidad y esperanza en una nación que parecía condenada a la guerra civil, en estado de sitio para contener las protestas de la mayoría negra y mientras el fallecido expresidente Nelson Mandela languidecía en prisión. Sus fervientes súplicas por la paz y la justicia racial, junto con su incontenible sentido del humor, fueron un bálsamo constante para un país al borde de la catástrofe. Tutu lloró en los funerales de las víctimas del apartheid.

