Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, volvió a golpear a Estados Unidos. Ahora obtuvo documentos de las agencias de seguridad de Estados Unidos donde se especifica un programa de inteligencia capaz de convertir en micrófono todo teléfono o televisor inteligente del mundo que opere con Android o iOS (sistema operativo Apple). Inclusive cuando los equipos están apagados.
Según Naciones Unidas en su informe tecnológico de 2016, hay más de tres mil millones de smartphones en el mundo. En cantidad, eso representa la mitad de la población del planeta. Mil millones de hogares cuentan con un smart TV.
WikiLeaks ayer hizo públicos miles de documentos que detallan el arsenal de software malicioso de la CIA para piratear los aparatos. En total son 8.761 archivos que, según la organización de Assange, fueron sustraídos de una red de servidores “aislados y fuertemente protegidos” del Centro de Ciberinteligencia de la CIA en su sede de Langley (Virginia).
Esto constituye la mayor filtración de información confidencial publicada hasta la fecha. Para los técnicos en programación, se trata de un catálogo que incluye buena parte del repertorio “élite” de herramientas de hackeo , desde virus informáticos hasta malware o troyanos.
“Aparentemente, esa carpeta de archivos estuvo circulando sin autorización entre los hackers gubernamentales y sus contratistas, y uno de ellos le dio a WikiLeaks partes del archivo”, dijo Assange. La CIA todavía no hizo comentarios sobre su autenticidad, lo que puede ser una señal de la crisis que esto puede provocar en el interior la central de inteligencia.
Las motivaciones de WikiLeaks, y en concreto de Assange, pueden ser tan intrincadas y secretas como la información que revela. Sin embargo, lo que puede considerarse un poco más asequible es el objetivo público que dice seguir el australiano para hacer su labor, la que le valió pasar sus días casi preso en una Embajada y mirar el exterior por un ordenador y por una ventana. “WikiLeaks expresa que la fuente de la información y nuestra organización pretenden iniciar un debate sobre la seguridad, sobre la creación, el uso, la proliferación y el control democrático de las ciberarmas”, se puede leer en el sitio web de la organización.