Los estudiantes chilenos espolearon ayer el pulso que mantienen con el Gobierno del presidente, Sebastián Piñera, para reformar el sistema educativo con una multitudinaria y festiva manifestación por las calles de Santiago con menos incidentes violentos que en las últimas protestas.
Los líderes estudiantiles cifraron en 150.000 los asistentes a la marcha, mientras que la Intendencia de Santiago y Carabineros calcularon que hubo cerca de 50.000 personas.
La jornada de movilización fue convocada por los estudiantes universitarios y de enseñanza secundaria, que contaron con el apoyo de profesores, organizaciones sociales y sindicatos. Los jóvenes mantienen desde mediados del 2011 sus demandas para erradicar el modelo educativo impuesto en 1981 y conseguir una educación pública gratuita y de calidad.
Los manifestantes se congregaron frente a la sede de la Universidad de Santiago y recorrieron luego un tramo de la Alameda, el principal eje de la ciudad, para terminar con un concierto en el sector de Blanco Encalada. Al término del concierto, grupos aislados de encapuchados lanzaron piedras y palos a la policía, que había organizado un amplio dispositivo para resguardar el orden en las calles. Carabineros, reprimieron los ataques con carros lanza aguas y aprovechó para dispersar a muchos manifestantes que se encontraban pacíficamente en las calles aledañas.
La marcha de ayer fue el broche a un agitado mes de agosto en el que las acciones de protesta de los estudiantes chilenos se intensificaron.
Los estudiantes universitarios buscan el fin del lucro existente en muchos centros privados y una rebaja de los altos costos de las carreras, que deben solventar con créditos del sistema financiero. El Gobierno sólo respondió con ofertas de créditos más baratos, más becas y la reforma tributaria que se debate en el Congreso. (EFE, Télam)

