Un joven de 17 años, de familia acomodada y con un arsenal en su casa, perpetró ayer una matanza en un colegio del suroeste de Alemania con un saldo de 17 muertos, incluído el propio atacante, que se suicidó cuando se vio acorralado por la policía que había alcanzado a herirlo.

La masacre empezó ayer sobre las 09.30 de la mañana, cuando el adolescente identificado como Tim Krestschemer irrumpió en plena clase del que había sido su centro escolar, enmascarado y vestido con uniforme de combate negro, abrió fuego indiscriminada y sucesivamente en varias aulas. El saldo fue de 10 estudiantes muertos de 14 y 15 años y tres profesores. En su huída, el joven mató a un hombre en las afueras de la escuela como así también a dos empleados de una concecionaria de Volkswagen donde habia intentado refugiarse.

La ciudad de Winnenden, una localidad de 25.000 habitantes del próspero suroeste de Alemania, se vio sacudida por esta nueva masacre escolar de la que aún no se sabe que la motivó.

Las fuentes policiales precisaron que se desconocían los motivos por los que el joven, identificado como Tim Krestschmer, disparó contra sus antiguos compañeros, ya que estaba considerado un chico normal cuya única particularidad era su gran conocimiento y "amor" por las armas.

A esta matanza dentro del centro escolar siguió una víctima más a la salida del recinto, además de una larga huida por el centro de la ciudad de Winnenden, hasta terminar en el concesionario de la vecina localidad de Wendlinger, a unos 40 kilómetros del anterior, donde finalmente el agresor fue acorralado y se suicidó según informó la Policía, que alcanzó a herirlo.

Un poderoso contingente policial acordonó la escuela y procedió a su evacuación, entre dramáticas escenas de los familiares de los escolares, que acudieron al recinto en cuanto saltó la noticia por los medios locales y nacionales.

Para huir de Winnenden, el joven secuestró al conductor de un vehículo, que liberó posteriormente para continuar su fuga en solitario.

Se abrió así una larga persecución, con centenares de policías en vehículos policiales y también helicópteros.

El acoso terminó en Wendlinger, donde el joven entró en un concesionario de automóviles, donde se produjo un último tiroteo, con el resultado de tres muertos más, incluido el agresor.

Entretanto, la Policía había acordonado y tomado al asalto la casa de su familia, donde encontró 18 armas, de posesión legal.

La cantidad de munición que llevaba Kretschmer, cerca de 100 proyectiles, hace pensar que su plan era causar un baño de sangre aún mayor y que sólo la rápida intervención de las autoridades evitó algo peor.

El muchacho era hijo de un empresario y había dejado la escuela hacía dos años, al parecer con buenas notas y sin que el profesorado hubiera apreciado nada anormal en su comportamiento.

La matanza sacudió a Alemania. La canciller Angela Merkel expresó su "más profunda conmoción" y sus condolencias a los familiares de las víctimas, lo mismo que el presidente federal, Horst Köhler, y el primer ministro de Baden Württemberg, Günther Oettinger.