Los tripulantes de la Apolo 11, la misión espacial que puso al primer hombre en la Luna, fueron recibidos ayer por el presidente de EEUU, al cumplirse 40 años de ese alunizaje. En tanto los astronautas sostienen que el objetivo final debe ser Marte.
El mandatario recibió a Neil Armstrong, de 79 años, Edwin "Buzz" Aldrin, de 80, y Michael Collins, también de 79, en el Salón Oval de la Casa Blanca.
En la ocasión, Obama les manifestó que tenía aún vivo el recuerdo de haber seguido el regreso de la Apolo 11 "sobre los hombros de mi abuelo", quien le dijo: "esto es lo que puedan hacer los norteamericanos cuando trabajan en conjunto para lograr un objetivo".
El 20 de julio de 1969, Armstrong fue el primer hombre en pisar la Luna y poco después también lo hizo Aldrin, mientras Collins permanecía en órbita en torno al satélite, al mando de la Apolo 11.
Durante el encuentro, el presidente Obama insistió en que "el modelo de excelencia será siempre los hombres de la misión ‘Apolo 11’" y reiteró su compromiso con volver a hacer de la Ciencia "algo interesante" que elegir como carrera profesional para los universitarios de mañana.
No obstante, el presidente estadounidense no quiso detallar qué planes tiene para la NASA para los próximos años o si respalda los llamamientos para enviar una misión tripulada a Marte, como han pedido Aldrin y Collins en las últimas horas.
En 2004, su predecesor, George W. Bush, anunció planes para volver a enviar al hombre a la Luna para 2020, después de que esos viajes se suspendieran por motivos presupuestarios en 1972, y mencionó la ambición de llegar a Marte, aunque ese proyecto parece en entredicho.
Tras su llegada a la Casa Blanca, Obama ordenó una revisión de esos proyectos. Una de las preocupaciones son los costos. La NASA ya tiene previsto poner fin a finales del año próximo a los vuelos de sus transbordadores espaciales y diseñar un nuevo vehículo, capaz de llevar al hombre a la Luna, a lo largo de los próximos diez años, en un programa con un presupuesto de 35.000 millones de dólares.
Llevar al hombre a Marte se ha calculado en torno a los 150.000 millones de dólares, un costo muy alto y prohibitivo en la crisis económica que atraviesa Estados Unidos.
Aun así, los astronautas que viajaron en las distintas misiones Apolo a la Luna creen que ese objetivo debe hacerse realidad.
En una rueda de prensa ayer en la sede de la NASA en Washington, con ocasión del aniversario, estos astronautas se mostraron unánimes en la necesidad de viajar al planeta rojo.
Aldrin, que en los últimos días ha repetido ese mensaje en numerosas comparecencias públicas, aseguró ayer que "quizás haya vida en Marte y si la hay, por supuesto que tendríamos que ir y echarle un vistazo".
"Cuando lleguemos allí, si no hay vida antes, la habrá a partir de entonces, porque la llevaremos nosotros, sea gérmenes, bolsas de desperdicios abandonadas, lo que sea", opinó.
En ese contexto, Aldrin destacó que "En la Luna no hay vida", por lo que dijo no entender la necesidad de una estación lunar tripulada para un vuelo a Marte. La crítica apuntaba los plantes de la NASA de volver a la Luna en 2020, para establecer allí una base permanente con el objetivo de volar a Marte antes de 2037.

