El ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, partió en la noche de este sábado desde el aeropuerto de Congonhas hacia la ciudad de Curitiba, donde comenzará a cumplir una condena de 12 años y un mes de prisión por delitos de corrupción vinculados al escándalo conocido como “Lava Jato”.

 

Horas antes y luego de un intento fallido, el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) había abandonado el sindicato metalúrgico de Sao Bernardo do Campo, donde permanecía atrincherado desde el jueves a la tarde. 

 

El ex mandatario logró dejar el edificio en medio de escenas de tensión y forcejeos por el bloqueo de los militantes del Partido de los Trabajadores (PT), que rechazan su arresto.

 

Lula salió a pie y abordó un vehículo de la Policía Federal que esperaba en las inmediaciones para dirigirse al aeropuerto. El convoy de la fuerza de seguridad estuvo compuesto por vehículos oscuros sin insignias de la institución, tal como había solicitado su defensa.

 

Más temprano, Lula había intentado dejar el sindicato, pero sus seguidores que rodearon el edificio impidieron que lo haga. El líder del PT subió junto a uno de sus abogados a un auto gris que pertenecería a la Policía, luego de una maniobra de distracción con coches negros por otro de los portones de salida. Sin embargo, el operativo no dio resultado y los manifestantes bloquearon ambos accesos.

 

Luego de unos minutos de tensión, Lula se bajó del vehículo y volvió a ingresar al edificio.

 

Al mediodía, el ex mandatario había participado frente al sindicato de una misa en memoria de su fallecida esposa. Lo que arrancó como un homenaje se convirtió en un acto político en el cual Lula dio un encendido discurso en el cual se defendió de las acusaciones. Además, confirmó que iba a “atender el mandato de prisión”.

 

El ex Presidente de Brasil, de 72 años, tenía orden de detención desde el jueves para empezar a cumplir una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.