El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó ayer a Washington, donde hoy será el primer líder latinoamericano que se reúna con el presidente estadounidense, Barack Obama, ante quien abogará por Cuba, Venezuela y toda la región y pedirá que la crisis termine este año.

Lula viajó junto con una numerosa delegación integrada, entre otros, por sus ministros de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, y de la Presidencia, Dilma Rousseff, a quien ha propuesto como candidata para las elecciones presidenciales del año próximo.

El liderazgo regional de Lula y la importancia de su primer encuentro con Obama han sido destacados por el mandatario uruguayo, Tabaré Vázquez; el canciller de Bolivia, David Choquehuanca, y el ex presidente chileno Eduardo Frei, entre otras personalidades latinoamericanas que estuvieron en Brasilia esta semana.

El propio Lula ha asumido ese papel de líder regional y declarado que desea que "Estados Unidos tenga hacia América Latina una mirada amistosa", pues es "una región pacífica y democrática" que debe ser observada "por el lado del desarrollo y la producción" y "no del tráfico de drogas y el crimen organizado".

Amorim admitió que, aunque el Gobierno cubano no ha pedido que el gobernante brasileño interceda por la isla ante Obama, el asunto estará sobre la mesa hoy, cuando ambos jefes de Estado se reúnan en la Casa Blanca.

"Es inevitable hablar sobre Cuba" pues "es muy simbólico para América Latina", indicó el canciller, quien calificó las relaciones de EEUU y el Gobierno cubano como "anómalas".

Agregó que "seguramente" Lula insistirá en que EE.UU. debe tener un "gesto", que no puede ser otro que eliminar o al menos aliviar el embargo que impuso a Cuba en 1962, algo que el mandatario brasileño ya dijo en diciembre pasado, cuando recibió en Brasilia al presidente cubano, Raúl Castro.

En relación a Venezuela, el gobernante brasileño sí ha recibido "luz verde" del presidente Hugo Chávez para abogar por unas mejores relaciones.

El mensaje, según Amorim, será que se propicien "el diálogo y la comprensión", con "disposición para cooperar y entender", y que se "evite elaborar sobre problemas del pasado", en una clara alusión a las difíciles relaciones de EEUU con Venezuela durante el Gobierno de George W. Bush.

"Nunca se había pensado que Brasil sería gobernado por un obrero, que Bolivia tendría un presidente indio (Evo Morales) o que en Paraguay elegirían a un obispo (Fernando Lugo), y nunca habíamos pensado que EEUU tendría un presidente negro", ha dicho.

En ese marco favorable, Lula aprovechará para analizar con Obama la próxima reunión del G-20, así como la V Cumbre de las Américas, que se celebrará en abril en Trinidad y Tobago.

En el primer caso, insistirá en que la crisis global impone el establecimiento de mayores controles a los mercados financieros y recuperar el papel del Estado en la economía.

En ese sentido, reiterará su convicción de que la crisis no puede ser atajada con medidas proteccionistas y planteará a Obama la necesidad de solucionar este mismo año la crisis financiera global.

"Brasil está contra el regreso del proteccionismo", señaló ayer Lula antes de emprender el viaje.