Tras casi 48 horas acuartelado en el Sindicato de Metalúrgicos, en la periferia paulista, en el que inició su carrera política y 26 horas después de vencido el plazo dado por la Justicia para entregarse, el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva entró en prisión anoche. Esto podría ser el principio del fin del sueño de volver a la presidencia del primer trabajador que llegó a la cima de la política en Brasil.

Lula fue trasladado primero en un helicóptero y después en avioneta por la Policial desde San Pablo hacia Curitiba, en el sur del país, donde quedó alojado en una celda policial especial para hacer cumplir su condena de 12 años y un mes por cargos de corrupción y lavado de dinero.

Así terminó una jornada extensa y de alta tensión donde los militantes del Partido de los Trabajadores (PT) prolongaron el suspenso del día anterior respecto del arresto de Lula ya que por varias horas bloquearon la salida de su líder de la sede del donde se refugiaba para evitar que se entregue a la Justicia.

Así también, el político más popular de Latinoamérica se convertía en el primer presidente de Brasil en ser encarcelado por corrupción. Su caída deja al PT y la izquierda sin candidato potable para las presidenciales de octubre.

Por la mañana Lula anunció que acataría la decisión del juez Sérgio Moro en un encendido discurso ante una multitud donde afirmó que “no tengo miedo, voy a demostrar que soy inocente” y aseguró que “no perdono (a la Justicia brasileña) por haberle dicho a la sociedad que soy un ladrón”.

Al promediar la tarde, el exmandatario, junto a su abogado, estaba en un auto que se disponía a abandonar el Sindicato de los Metalúrgicos para entregarse a la Policía pero enfrentó una masa humana de militantes del PT que no le permitió moverse, por lo que salió del vehículo y se dirigió nuevamente al interior del edificio.

Por la tarde. Cientos de militantes afuera del sindicato donde Lula se refugiaba impidieron por horas que la policía ejecutara el arresto. Finalmente, Lula salió entre la multitud para subirse a un vehículo que lo llevaría a la cárcel.

 

La multitud, que desde el jueves pasado rodeó el edificio, se fue reduciendo desde que Lula anunciara en un

encendido discurso que se entregaría para comenzar a cumplir su condena.

Ya por la noche y luego de que el PT exigiera a sus militantes que liberaran la salida de Lula y de que la Policía realizara un ultimátum el expresidente pudo entregarse.

En medio de empujones y forcejeos entre los responsables de la seguridad de Lula y los militantes el exmandatario finalmente salió a pie y recorrió cerca de 100 metros, rodeado por policías hasta un vehículo de la Policía Federal que lo esperaba en las inmediaciones.

El convoy policial que recogió a Lula se dirigió a la sede de la Policía Federal de San Pablo tuvo que reducir su marcha al llegar por la aproximación de centenas de manifestantes, entre partidarios y opositores.

Los vehículos prácticamente tuvieron que parar en el portón de la instalación policial por la aproximación de manifestantes, algunos gritando su apoyo al considerado líder más carismático de Brasil y otros festejando su detención.

Tras la entrada de los vehículos, la Policía tuvo que separar ambos grupos para impedir los enfrentamientos.

En su mayoría, los manifestantes eran detractores del líder socialista y festejaron su encarcelamiento sacudiendo una enorme bandera de Brasil y arrojando fuegos de artificio.

Lula fue sometido a un examen físico en la sede policial antes de ser trasladado en helicóptero al aeropuerto paulista de Congonhas desde donde fue llevado en avioneta a Curitiba donde lo esperaba una celda especial de 15 metros cuadrados que fue adaptada en la sede de esa misma institución.

En Curitiba, un nutrido operativo policial espera la llegada de Lula, donde por la tarde simpatizantes y detractores del expresidente protagonizado e incidentes entre detractores y partidarios del político nacido hace 72 años en Pernambuco, en el nordeste de Brasil.

Lula fue condenado en enero en segunda instancia a 12 años y un mes de prisión por cargos de corrupción en el contexto del Lava Jato, una megacausa que salpica a casi toda la clase política brasileña. Concretamente, había recibido un tríplex frente al mar como parte de una coima de la constructora OAS. Además, hay otro puñado de causas por corrpción que esperan por Lula.

 

Por la mañana. Cuando el arresto todavía parecía lejano y tras un efervescente discurso en el que reiteró su inocencia, Lula fue llevado en andas por militantes del PT ratificando su condición de líder político.

 

 

¿Puede ser candidato a presidente?

Los analistas dicen que legalmente Luiz Inácio Lula da Silva puede disputar las elecciones presidenciales en la cárcel, aunque tendrá que superar varios obstáculos.

“La legislación permite tener un candidato preso, en plena actuación en la campaña electoral, mientras respete las limitaciones físicas de su restricción de libertad”, según el profesor de derecho electoral del Centro Preparatorio Jurídico Savio Chalita. “Pero, aún si consigue la libertad, la situación ya es muy difícil. Lula está inhabilitado electoralmente porque fue condenado en segunda instancia. El Partido de los Trabajadores (PT) asegura que presentará recursos en todas las instancias para poder inscribirlo”, agregó Diego Werneck Arguelhes, investigador del Centro de Justicia y Sociedad.

A su juicio, el Partido de los Trabajadores (PT) tendrá un gran desafío para intentar habilitar a Lula antes de septiembre ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) y ante la propia Corte Suprema.

“Pero el hecho político de su encarcelamiento puede alterar el comportamiento de los electores, restarle credibilidad y llevar a aliados que aún creían en la posibilidad de su candidatura a buscar alternativas”, agregó.

“Ocupar” Curitiba
 

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, convocó ayer a la militancia de izquierdas a “ocupar” desde hoy Brasilia y Curitiba, ciudad del sur del país en la que será recluido Luiz Inácio Lula da Silva, hasta que el expresidente brasileño sea liberado. Así lo afirmó ante varios manifestantes.