Aún con andamios tras el incendio que en abril pasado devastó su cubierta, la catedral parisina de Notre Dame ofreció hoy su primera misa, oficiada por el arzobispo de París, monseñor Michel Aupetit, protegido por un casco como el resto de asistentes.
"El fuego, que devastó el edificio el 15 de abril, provocó una oleada de emoción, no solamente para la comunidad de creyentes", dijo el arzobispo en su sermón.
"Esta catedral es un lugar de culto, ese es su único y verdadero propósito", añadió.
Aupetit y el rector de Notre Dame, monseñor Patrick Chauvet, canónigos, voluntarios, personas que trabajaban en la catedral y empleados de la diócesis, una treintena de personas en total, asistieron al acto, celebrado en la parte de la capilla detrás el coro, para garantizar la seguridad.
"Por evidentes razones de seguridad", según la diócesis de París , ningún fiel estuvo presente en esta misa que fue retransmitida en directo por la cadena católica KTO, para que "los cristianos puedan participar y comulgar".
Fase de consolidación
El incendio de la catedral el 15 de abril provocó un gran impulso de solidaridad para salvar y restaurar este lugar emblemático de la capital francesa.
El monumento, patrimonio mundial de la Unesco, perdió su aguja, el techo y parte de la bóveda.
El día de la misa fue elegido por la fiesta de la Dedicatoria, que conmemora la consagración del altar de la catedral. Una fecha "altamente significativa, espiritualmente", subrayó monseñor Chauvet.
Los comulgantes se reunieron en la Capilla de la Virgen, en el este del edificio, que albergaba la corona de espinas, uno de los tesoros de la catedral para los católicos, y que fue salvado in extremis de las llamas la noche del incendio.