Tensión en alza. Luego del mediodía volvieron los reclamos sociales en Santiago y los enfrentamientos determinaron que por tercer día consecutivo se declarara el toque de queda, que nuevamente fue desafiado por jóvenes.

 

Un estado de extrema tensión dominó ayer nuevamente a Chile, donde fuerzas militares y de seguridad dispararon granadas de gas lacrimógeno y chorros de agua contra miles de manifestantes para hacer cumplir el toque de queda impuesto por las autoridades, en medio del estallido social que dejó once muertos, cientos de heridos y detenidos. El toque de queda entró en vigor en Santiago y otras ciudades del interior del país a las 20, cuando miles de personas aún desafiaban la restricción y continuaban en las calles.

"La violencia no debe ni va a prevalecer en Chile", dijo el presidente Sebastián Piñera en un mensaje televisado que emitió minutos después de la entrada en vigor del toque de queda, ocasión en la que usó un tono más moderado que el domingo, cuando había dicho que su país estaba "en guerra" con un "enemigo poderoso e implacable".

El presidente hizo un llamado al diálogo a todos los sectores dispuestos a buscar una solución a la violencia y dijo que hoy se reunirá con los presidentes de todos los partidos políticos para buscar acuerdos y poner en marcha medidas en beneficio de la población.

Entre eses medidas mencionó una baja en los precios de los medicamentos, la potenciación del sistema de pensiones y mejoras para la salud y la educación, las principales demandas de la sociedad chilena. La magnitud de las protestas y la persistencia de los actos de violencia llevaron a las autoridades militares a imponer anoche, por tercera vez consecutiva, el toque de queda en Santiago y sus zonas de influencia, además de en Tarapacá, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Maule, Biobío y Los Ríos. Desde Ginebra, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, llamó al gobierno y a los manifestantes a buscar una vía de diálogo para calmar la situación, a la vez que pidió una "investigación independiente" para determinar responsabilidades en los hechos de violencia que dejaron muertos y heridos. Bachelet también exigió que se deje a un lado la "retórica inflamatoria", en aparente alusión a la declaración sobre la "guerra" que hizo Piñera el domingo.

 

Congelan suba
 

Las protestas comenzaron la semana pasada contra un aumento en el precio de los boletos del subterráneo. Piñera anunció que se daba marcha atrás en la suba (5 centavos de dólar). El congelamiento fue avalado ayer por una amplia mayoría en el Senado tal como ayer lo fue por la Cámara de Diputados.

Saqueos
 

El balance de estos días de furia dejó estupefacta a gran parte de la ciudadanía. Según un informe del Ministerio del Interior, 11 personas murieron en medio de los disturbios, la gran mayoría de ellos en incendios declarados durante los 110 saqueos reportados contra supermercados y tiendas en distintos puntos del país.

Contradicciones
 

En el plano político, Piñera recibió un sinfín de críticas por haber mencionado que el país estaba "en guerra". Incluso, después de esa declaración, el jefe de la Defensa Nacional, general Javier Iturriaga, afirmó que él, particularmente, no está en guerra "con nadie", lo que disparó un sinnúmero de comentarios.

Réplicas de la tensión en Buenos Aires

 

Partidos de izquierda y residentes chilenos en la Argentina se concentraron ayer frente al Consulado de Chile, a solo metros de la porteña Plaza de Mayo, para protestar contra el toque de queda, el estado de emergencia y la represión policial y militar que se vive en el país vecino. La protesta comenzó a las 17 de manera pacífica, pero una hora y media después, según denunciaron algunos manifestantes, un grupo de "infiltrados" encapuchados comenzaron a lanzar bombas molotov a los policías y a agredir a varios equipos de periodistas que cubrían la manifestación. Inmediatamente, la policía comenzó a avanzar y reprimir, y se vivieron corridas, golpes y momentos de mucha tensión. Al cierre de esta edición, habían detenido a 9 personas y la mayoría de los manifestantes y decenas de policías antidisturbios se mantenían frente del consulado.