¿Por qué Jobs siempre se vestía de la misma forma?

Un adelanto de la investigación realizada por Walter Isaacson saca a la luz los motivos de la particular indumentaria adoptada por el ejecutivo cada vez que subía al escenario a presentar los anuncios de la compañía. Isaacson cuenta que el famoso estilo compuesto por una polera negra, jeans y zapatillas surgió de la inquietud de querer implementar un uniforme para los empleados de Apple.

El libro que ya encabeza las listas de los libros más vendidos, aunque no saldrá a la venta hasta fin de mes cuenta que en un viaje a Japón a principios de los años 80, Jobs preguntó al presidente de Sony, Akio Morita, por qué todo el mundo vestía uniforme en su compañía. Él le contó que después de la guerra, nadie tenía ropa y empresas como Sony habían provisto a sus trabajadores de una prenda que vestir a diario. Con el paso de los años, esos uniformes se habían convertido en auténticas firmas de estilo, especialmente en compañías como Sony, y se habían convertido en una forma de tender lazos entre los trabajadores y la empresa. Tras esta experiencia Jobs dijo que decidió “que quería ese tipo de lazos para Apple”.

Sony, con su aprecio por el estilo, había contratado al famoso diseñador Issey Miyake para que creara su uniforme. Se trataba de una chaqueta con mangas que se podían desabrochar para convertirla en un chaleco. Así que Jobs llamó a Issey Miyake y le pidió que diseñara un chaleco para Apple, agrega el fragmento difundido ayer. Después de eso cuenta que volvió con algunos ejemplos y le dije a todo el mundo que sería estupendo que se pusieran los chalecos. “Oh, tío, salí abucheado del escenario. Todo el mundo odiaba la idea”, recordaba Jobs durante la investigación.

Tras eso Jobs que había trabado amistad con Miyake comenzó a visitarlo regularmente. Además, comenzó a rondarle la cabeza la idea de tener su propio uniforme, por lo práctico que sería para su día a día y por la capacidad que podría tener para crear su sello personal.
“Así que pedí a Issey que me hiciera unos cuantos de esos polos de cuello alto suyos que a mí me gustaban (poleras) y me hizo como un centenar de ellos”, aseguraba Jobs a Isaacson que vio el armario del fundador de Apple, colmado de la misma ropa. “Tengo suficientes para el resto de mi vida”, había dicho en ese momento Jobs.