“Tengo el tupperware, ¿dónde quedamos?”. Este era el mensaje que recibían a través de una llamada de prepago, los encargados de recoger y custodiar las urnas hasta sus municipios. El mismo sistema para las papeletas, pero con otro santo y seña, “Soy el viajante del papel”.
Concretamente, el plan de distribución del Govern contaba con cinco vías de suministro de urnas y papeletas para cada municipio. Si fallaba una, entraba la siguiente en marcha. El sistema era relativamente rústico, pero efectivo, y permitía trabajar con información fraccionada.
Un almacén, entre Sant Joan Despí y Cornellà guardaba la mayoría de urnas. Un distribuidor a pequeña escala las cargaba y llamaba a través de un móvil de prepago a su contacto en un municipio. Le comunicaba que “ya tenía su tupperware”. “¿Te va bien quedar en 20 minutos?”, añadía a la pregunta.
El lugar de entrega era siempre en lugares cerrados y a través de militantes de los partidos impulsores del referéndum. Las urnas se transportaban con toda discreción en coches particulares hasta el municipio donde se escondían en altillos o sótanos. La entrega de urnas acabó hace apenas una semana.
Por otro lado, ayer se hizo entrega de la mayoría de las papeletas. Procedentes su gran mayoría de Perpinyà, el sistema de reparto fue muy parecido. “Soy el viajante del papel, ¿dónde quedamos?”, era la contraseña. El mismo protocolo para entregar las papeletas en bolsas sin despertar sospecha alguna.