Los cardenales que votan para elegir a un nuevo Papa recibirán inspiración de uno de los principales y más famosos trabajos artísticos del mundo en la Capilla Sixtina de 500 años de antigüedad.

Allí, Miguel Ángel pintó el Juicio Final en uno de los muros, y con la mano de Dios dando vida a Adán por encima de ellos.

La capilla, terminada en el siglo XVI, ve pasar a 20.000 visitantes en un día normal, vigilados cuidadosamente por los guardas del museo del Vaticano por si tratan de hacer fotos prohibidas a hurtadillas.

La Sixtina se ha usado para celebrar el cónclave desde 1484, después de la muerte del hombre del cual la iglesia toma su nombre, el papa Sixto IV, que ayudó a comenzar el renacimiento artístico del siguiente siglo reuniendo artistas a su alrededor y apoyando sus trabajos.

El espíritu del Renacimiento del siglo XVI puede sentirse en el exuberante trabajo de Miguel Ángel, que trabajó duramente durante cuatro años en un andamio especial antes de terminar los frescos del techo en 1512.

Miguel Ángel volvió a la capilla más de 20 años después para trabajar en el gran Juicio Final, en el altar de la capilla.

El muro de 160 metros cuadrados es un impresionante despliegue de santos flotando hacia el paraíso saludados por ángeles con trompetas mientras los condenados se desploman hacia las llamas del infierno, donde les esperan serpientes hambrientas.

El artista fue inmediatamente acusado de inmoralidad y obscenidad por pintar desnudos sensuales y torturados en una iglesia, donde se presentó el trabajo en 1541.

Después de su muerte, se aprobó una ley para cubrir los genitales ofensivos con ‘paños de pudor‘, algunos de los cuales siguen allí después de una restauración reciente.

Más de 5 millones de personas pasan cada año por la capilla, lo que ha llevado al Vaticano a advertir de que podría limitar el acceso para impedir daños a los tesoros artísticos.

En un servicio para conmemorar el 500 aniversario de los frescos del techo, el papa Benedicto XVI parecía estar de acuerdo en la necesidad de mayor calma en la capilla.

Desde 1980 a 1994, durante el papado de Juan Pablo II, la capilla se benefició de uno de los proyectos de restauración más ambiciosos del mundo, que eliminó siglos de suciedad y hollín que había oscurecido los frescos.

Los resultados dividieron a expertos en arte y turistas, y algunos criticaron los colores deslumbrantes por ser demasiado brillantes.

La capilla, iluminada por ventanales en ambos lados, tiene muros laterales decorados por Pietro Perugino, Sandro Botticelli y Domenico Ghirlandaio, cada uno famoso por derecho propio.