Emblemática. El féretro de Isabel II en el Castillo de Windsor, donde el mundo entero despidió a un emblema de Gran Bretaña.

 

Isabel II del Reino Unido de Gran Bretaña fue sepultada ayer en el castillo de Windsor luego de un fastuoso funeral que reunió a soberanos, príncipes y gobernantes del mundo. Una multitud de británicos se apiñó en las calles de una enmudecida ciudad de Londres para despedir a una reina que marcó una era con sus 70 años en el trono.

En el interior de la majestuosa Abadía de Westminster, donde se celebraron los funerales, había unos 500 presidentes, primeros ministros, miembros de familias reales extranjeras y dignatarios, entre ellos el presidente estadounidense, Joe Biden. Más tarde, la atención se trasladó a la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor, donde unos 800 invitados asistieron al entierro.

La ceremonia concluyó con el retiro del ataúd de la corona, el orbe y el cetro, y su colocación en el altar.

A continuación, el lord Chambelán, el funcionario de mayor rango de la Casa Real, rompió su ‘Varita de Oficio’, que significa el fin de su servicio a la soberana, y la colocó sobre el féretro antes de que este descendiera lentamente a la bóveda real. Mientras la congregación cantaba el himno, el rey Carlos evitaba las lágrimas.

Por la tarde, en un servicio familiar privado, el féretro de Isabel fue enterrado en una pequeña capilla del castillo de Windsor donde descansan sus padres y las cenizas de su hermana Margarita, llamada Memorial Jorge VI. Los restos de su esposo serán sepultados junto a ella, trasladándolos también desde la cripta, donde fueron descendidos.