Lluvia mezclada con hollín cayó en la costa Este de Australia, desde Sidney hasta Melbourne y hubo precipitaciones torrenciales en el estado de Nueva Gales del Sur después de los trágicos incendios, aunque las autoridades prevén que las altas temperaturas retornen el jueves próximo.

Las autoridades temen, además, que los dos grandes frentes de fuego, los que destruyen hectáreas en el estado de Victoria y el de Nueva Gales, pueden unirse y crear un incendio aún más devastador.

"No hay espacio para tirar un suspiro de alivio", resaltó la premier del estado de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, según reportó la agencia Ansa.

Pese a la tregua, la contaminación por neblina se mantuvo peligrosamente alta con la Oficina de Meteorología de Victoria, que informó en Melbourne una visibilidad inferior de 1 Km en muchas partes de la ciudad y sus alrededores. 

Pese las suaves lluvias la calidad del aire en la capital, Canberra, se mantiene en niveles peligrosos para la salud debido al humo de los incendios que asolan el país y es la peor del mundo. En ese contexto, los espacios públicos, museos, parques, empresas y universidades de la capital se clausuraron y se cancelaron algunos vuelos destinados a la ciudad. Además, se recomendó permanecer en los hogares al menos durante 48 horas.

Al momento se contabilizaron un total de 23 muertos y más de 1.500 viviendas fueron destruidas por los incendios que azotan desde septiembre a Australia. Mientras tanto, crecen las críticas al primer ministro, Scott Morrison, quien advirtió sobre la posibilidad de que los incendios duren varios meses; más de 140 focos siguen activos en el estado más afectado, Nueva Gales del Sur. Además, el gobierno informó que destinará 1.388 millones de dólares para la recuperación de las zonas afectadas.