Luis Lacalle Pou reafirmó el posicionamiento de Uruguay en política exterior en cuanto a la condena de las dictaduras de la región. Mientras el gobierno de Alberto Fernández ha optado por mantenerse en silencio respecto a las represión, censura y detenciones arbitrarias que suceden no solo en Cuba, sino también en Nicaragua y Venezuela, el mandatario uruguayo consideró que la postura que deben adoptar las naciones no deben ser “ideológicas”, sino “de respeto por los derechos humanos”.

“Es más fácil que la tabla del uno lo que pasa en Cuba”, declaró Lacalle Pou, y aseguró sin titubear: “El que no quiere ver tendrá afinidades ideológicas muy fuertes porque a nadie le cabe duda que Cuba es una dictadura”. Su frase contrastó con la actitud del presidente argentino, quien cuando estallaron las protestas contra el régimen castrista afirmó desconocer “la dimensión del problema”.

En diálogo con Jonatan Viale, por La Nación +, contó que a su asunción no invitó a Miguel Díaz Canel ni a los dictadores de Nicaragua, Daniel Ortega, ni de Venezuela, Nicolás Maduro, pero que sin embargo Uruguay mantiene “relaciones diplomáticas con esos países”.

Luego explicó que no se trata de “un tema ideológico”. “Es un tema de acción y actitud de respeto a los derechos humanos”, manifestó. “Eso no es ser socialista, ni capitalista, ni pro mercado, todos hemos visto a familiares y amigos de dictadores en un barco en el Mar Adriático en Europa”, criticó, y habló de “un capitalismo prebendario cercano al gobierno” mientras el pueblo está “muerto de hambre”. “La gran mayoría de los que predican esas cosas no viven como predican”, cuestionó a los defensores de los regímenes.

En otro fragmento de la entrevista, Lacalle habló de la campaña de vacunación de Uruguay, país en el que el 61% de su población tiene el esquema de inmunización completo. Al respecto contó que primero negociaron con Sinovac y Pfizer logrando “una cantidad suficiente de vacunas rápidamente”. Luego se llevó al límite la campaña con la aplicación de 50 mil dosis diarias. “Con vacunas escasas y mucha demanda, Uruguay logró una negociación eficiente”, destacó sobre la gestión con los laboratorios en medio de la crisis global.

“Desde el principio sabíamos que la de Pfizer era de las mejores y que había una puja por esas vacunas. Se negoció en los últimos días de diciembre”, expresó, al tiempo que agregó que ahora se aprobó aplicar una tercera dosis de la vacuna norteamericana a personas que hayan recibido las dos dosis de Sinovac.

Consultado por la situación de la Argentina donde la negociación con Pfizer se convirtió en una disputa legal, geopolítica y partidaria, que recién siete meses más tarde se logró acordar, Lacalle Pou se mantuvo cauto y se limitó a responder: “No vi los contratos de otros países, pero creo que (los laboratorios) entienden la realidad democrática, institucional, y de cumplimiento histórico de cada país y puede haber algún tipo de cláusula específica”.

No obstante, aclaró que a los uruguayos, Pfizer “no exigió nada” porque, de lo contrario, “no hubiéramos firmado el contrato”.

También se refirió a la flexibilización de acuerdos bilaterales en la región y la idea de bajar aranceles en el comercio, cuestión que generó un fuerte cruce entre Uruguay y Argentina en las últimas cumbres del Mercosur. En ese sentido, el presidente enfatizó en la necesidad de realizar obras de infraestructura en ambos lados del Río de La Plata: “Está el Canal Magdalena que quiere hacer la Argentina, que a Uruguay ahora no le sirve, pero si realmente es una voluntad de la Argentina no podemos frenar ese crecimiento aunque no nos guste”.

“Tenemos temas que estamos tratando de ponernos de acuerdo con Argentina, pero se tiene que tomar la decisión política de que son cosas que nos vienen bien a los dos países. Hay que dejar un poco de lado lo que es la política más ideológica”, reclamó.

Consultado sobre la reunión del Mercosur del mes de marzo en la que Lacalle acompañó la propuesta de Brasil de reducir aranceles considerando que el bloque regional no podía “ser un lastre”, lo cual recibió una dura respuesta de Alberto Fernández, quien dijo que “si somos un lastre, que tomen otro barco”, el presidente uruguayo manifestó en esta oportunidad que él representa a un país y “no a un partido político ni a una ideología”. “Mi remera es el interés nacional, si entro a un ring estoy frito”, agregó evitando confrontar. Luego remarcó que tiene “buena relación” con su par argentino.

Por último, confirmó que se está evaluando permitir el ingreso a Uruguay de “extranjeros propietarios que estén vacunados” y más cerca del verano ampliar la apertura a todos aquellos que hayan completado el esquema de vacunación contra el COVID-19.