El descubrimiento de una nueva cepa de coronavirus en el Reino Unido encendió las alarmas de toda Europa, donde varios países (Austria, Bélgica, Francia, Irlanda, Italia y Países Bajos) anunciaron la suspensión de la comunicación aérea y terrestre con la isla, y la Unión Europea (UE) convocó para hoy a una reunión de crisis.
Casi dos semanas después de que el Reino Unido se consagrara como la primera nación en iniciar la campaña de vacunación masiva con la dosis de Pfizer/BioNTech, que desde el 8 de diciembre y hasta el sábado a la noche había inoculado a 350.000 personas, el ministro de Salud británico, Matt Hancock, reconoció ayer que la nueva cepa de coronavirus está "fuera de control", mientras que el balance de ayer alcanzó su récord histórico con casi 36.000 nuevos casos" asociados a la nueva cepa.
Las autoridades también confirmaron 326 fallecidos ayer, en el primer día del nuevo confinamiento en Londres y el sudeste de Inglaterra por el repunte de contagios, asociado en parte a la nueva cepa del virus que se propaga 70% más rápido que la original aunque no hay indicios de que sea más mortífera ni inmune a las vacunas, según los primeros estudios.
La noticia de la mutación del virus también puso en vilo a los países europeos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a sus miembros que "refuercen sus controles". Ya se notificaron nueve casos en Dinamarca, uno en Países Bajos y otro en Australia.
"La mayoría de los países de Europa secuencian el virus en una proporción mucho menor que el Reino Unido, así que no se puede descartar una circulación fuera del Reino Unido", observó la ECDC, e instó a "examinar, aislar y hacer un seguimiento" de los contactos estrechos.