Centenares de miles de personas tomaron ayer el corazón de Washington en una multitudinaria e histórica Marcha de Mujeres, convocada para protestar contra la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
‘Las vaginas contraatacan‘, se pudo leer en algunos de los carteles que portaban mujeres de todas las edades que, con sus familias o con amigas, comenzaron a marchar a las 10 de la mañana a lo largo y ancho de las arterias que conducen al Capitolio. A pocas horas de que comenzara la marcha, la ciudad había quedado colapsada.
Los organizadores, que preveían una asistencia de 250.000 personas, elevaron ayer a medio millón la cifra de participantes. Los andenes y las escaleras del subte estaban colapsados, en los vagones ya no entraban más personas y conseguir un taxi resultaba casi una misión imposible para quienes querían llegar al corazón de la manifestación, en las inmediaciones del Capitolio.
La larga columna de personas, la mayoría con un gorros de lana rosa o algún distintivo de ese color, ocupó al menos 30 cuadras de una calle de 6 carriles, similar a la avenida del Libertador de Buenos Aires.
El operativo de seguridad estuvo a cargo de la Policía local. Uno de los oficiales, un hombre negro, se sumó con un pequeño baile al clima de festividad que reina entre la multitud, que le advirtió al presidente que su discurso de miedo no podrá contra ellos.
La diversidad dominó la jornada: negros, asiáticos, latinos, homosexuales, niñas, madres, abuelas,
excombatientes de Vietnam, todos reunidos bajo el mismo lema y con el alivio de darse cuenta de que son muchos los que salieron a defender los derechos conquistados por las minorías.
‘Es bueno no sentirse solo‘, expresó un hombre que no participaba en una manifestación desde la Guerra de Vietnam. Una niña de 12 años contó a Télam que le prometió a sus compañeros del colegio preparar una clase especial sobre la manifestación para la semana próxima.
El color rosa usado por la mayoría de las mujeres y hombres que participan de la marcha, hace referencia a los derechos reproductivos, algo que Trump prevé eliminar junto con la Ley de Salud, la llamada Obamacare, en referencia al impulsor de la reforma, Barack Obama.
Si bien la convocatoria inicial fue para ratificar el rol de las mujeres en la sociedad estadounidense y rechazar la mentalidad machista y violenta expuesta por Trump, todos los sectores y grupos sociales agraviados por el empresario durante la campaña (inmigrantes, musulmanes, discapacitados, negros, entre otros) se unieron a la protesta. ‘El presidente no es Estados Unidos. Nosotros somos Estados Unidos y estamos aquí para quedarnos‘, proclamó la actriz de origen hondureño América Ferrera, conocida en Argentina por su interpretación de ‘Betty‘, en la adaptación estadounidense de la novela colombiana Betty, la fea.
Además de Ferrera, una de las primeras en hablar en el escenario, la lista de oradores incluye a las actrices Scarlett Johansson y Ashley Judd; y el cineasta Michael Moore, quien subió al escenario y rompió la tapa del diario de hoy con la noticia de la asunción de Trump.
La marcha se replicó en unas 600 ciudades de todo el mundo, entre ellas Londres, París, Madrid, Barcelona y en Buenos Aires.