Se suspendieron operaciones de una centena de fábricas, plantas químicas, refinerías y obras de construcción por sus altas emisiones de carbono, mientras que más de un 30% de los vehículos oficiales tienen prohibido transitar por las calles. En los hospitales se encendieron alarmas por el aumento de los problemas cardíacos y enfermedades respiratorias, y se disparó una suerte de psicosis colectiva que agotó, en pocas horas, las mascarillas en Pekín como en pleno desarrollo del SAR o la Gripe A.
Así se vive en las calles de la capital china, y otras ciudades aledañas, el impacto de la contaminación ambiental, que si bien es parte del paisaje del gigante asiático, en los últimos días alcanzó niveles preocupantes: sobrepasó las mediciones permitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo que obligó a casi paralizar a la segunda economía mundial.
La contaminación midió el lunes los 300 microgramos de partículas menores de 2,5 micras (PM2,5) por metro cúbico, muy por encima de los niveles de 25 microgramos por metro cúbico que la OMS considera aceptables. El pasado sábado, el peor día de contaminación, los niveles llegaron a alcanzar los 993 microgramos.
La exposición prolongada a una concentración excesiva de estas partículas aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Las partículas PM2,5 tienen un tamaño tan reducido que pueden alojarse en los pulmones o incluso la corriente sanguínea.
Ante el peligroso grado de contaminación, el peor que muchos veteranos residentes recuerdan haber vivido, las autoridades municipales han puesto en marcha un plan de emergencia, que incluye la cancelación de las obras de construcción en más de una veintena de lugares. En la ciudad de Shijiazhuang, vecina a Pekín y una de las que registró peor calidad de aire durante el pasado fin de semana, más de 700 sitios de construcción han paralizado sus trabajos.
Según la Oficina de Protección Medioambiental, 54 empresas han reducido en un 30% sus emisiones de carbono y ha quedado prohibido que las escuelas desarrollen prácticas deportivas al aire libre.
Los vehículos oficiales han dejado de circular por las calles, mientras que se ha lanzado un llamamiento a los residentes para que utilicen el transporte público y dejen sus coches en casa para combatir la espesa nube de
smog.
China es el mayor productor y el principal mercado de vehículos el mundo y en 2012 se vendieron en este país más de 19 millones de unidades.
La contaminación extrema ha afectado también a la salud, pero los niños son lo que más preocupan. El Hospital Infantil de Pekín indicó que la semana pasada, cuando comenzaron a subir los niveles de contaminación, recibió 7.000 pacientes diarios con enfermedades respiratorias debido a la mala calidad del aire. Fuentes: (Efe, Reuters)

