El suicidio asistido de María José Carrasco con la ayuda de su marido, Ángel Hernández reabrió el debate sobre la despenalización de la eutanasia en España.
Durante tres décadas con esclerosis múltiple, patología que le fue diagnosticada con 32 años, María José había expresado “muchas veces” a su marido su deseo de morir y poner fin al sufrimiento causado por esta enfermedad degenerativa que en la actualidad no tiene cura.
Ángel, que fue detenido en España por brindarle una sustancia y así cumplir con el deseo de su esposa, escribió antes una carta en la que afirmó que “tiene que existir el derecho al suicidio asistido”.
En el documento, que fue compartido a los medios por la asociación Derecho a Morir Dignamente, el hombre habló del caso de su esposa y contó que si le pedía el suicidio asistido no tendría “más remedio que proporcionarle esa ayuda”.
Según 20 Minutos, la mujer madrileña de 61 años padecía la enfermedad desde 1989 y en 1994 le reconocieron una discapacidad del 82%. Razón por la cual, dos años más tarde, se jubiló por “una gran invalidez por esclerosis múltiple, con brotes repetidos, con una frecuencia de una o dos veces al año, marcha inestable, así como, incontinencia vesical y en ocasiones rectal”, escribió su marido, quien además contó que su mujer “precisa la ayuda de terceras personas para realizar las actividades cotidianas (deambulación, aseo, alimentación, vestirse, etc.)”.
El hombre, de 69 años, también se jubiló anticipadamente para poder cuidar de su esposa, y si bien en 2007 la mujer pidió un lugar en un centro médico especializado, desde entonces seguía en lista de espera.
Además, durante los últimos meses, la salud de María José empeoró gravemente y debió recibir cuidados paliativos en su domicilio.
“Los cuidados paliativos y de buena calidad como los que ha recibido María José deben ser un derecho de todos aquellos que los necesiten y demanden, pero también tiene que existir el derecho al suicidio asistido cuando una persona como María José así lo pida”, escribió Hernández.
Al respecto, sostuvo que “los cuidados paliativos no son una alternativa a la eutanasia, los dos deben coexistir, y por libre elección decidir por uno de ellos”.
“Somos defensores de que la eutanasia sea considerada como un derecho de libre elección de toda persona que arrastre una enfermedad irreversible en la que le produzca una existencia de dependencia y sufrimiento que no desea”, sostuvo el hombre.
Además, apuntó contra los “negacionistas” de la eutanasia y les pidió que sean conscientes del “dolor que ocasionan a todos aquellos que como María José y su familia sufren por su actitud“.
“Esta historia quedará concluida cuando María José en su derecho a poner fin a su malvivir y en uso de su libertad decida seguir adelante con su suicidio. Es evidente que el deseo de María José a fin de que se cumpla necesita que se le ayude, por su incapacidad a realizarlo por ella misma, y como es una constante en ella demandar ese auxilio no habrá más remedio que proporcionarle esa ayuda para que su deseo se cumpla”, concluyó Hernández.