Los números no engañan: Brasil, nuestro país vecino, sufre un aumento de fallecidos y casos de covid-19 que puede ser francamente catalogado como dramático. Se agrega, además, un panorama de hospitales al borde del colapso, el regreso de las restricciones y, especialmente, el desarrollo -ya internacional- de una cepa nueva, que es mucho más contagiosa que cualquiera.
El mundo, claramente, no oculta sus temores al respecto.
Se marca que esta cepa fue hallada por primera vez en Japón. Es la variante P.1 del SARS-CoV-2, originaria de Manaos, capital de Amazonas, y ya se se halla por lo menos en 18 estados brasileños y en 29 países, según datos de un consorcio de medios de comunicación brasileños.
Hasta ahora, se observa que la variante brasileña es el doble de transmisible y contagiosa, llegando a reinfectar hasta un 61 % de los pacientes recuperados
"Los expertos advierten que su rápida propagación y su alto nivel de contagio explican, en parte, el agravamiento de los números en Brasil, segundo país con más muertos por el virus, y que en las últimas 24 horas registró un récord de 1.641 fallecidos. En total, en el gigante latinoamericano ya hay 10.587.001 infectados y 255.720 decesos por el covid-19", detalla la agencia Rt.
El propio ministro de Salud, Eduardo Pazuello, dijo hace unos días que la variante podía ser hasta tres veces más contagiosa. Varios estudios confirman esa hipótesis, entre ellos, el informe preliminar publicado por el Imperial College London, que calcula que es entre 1,4 y 2,2 veces más contagiosa que el linaje original.
En un intento de evitar la entrada de esta variante, países como Italia, Reino Unido o EE.UU. han restringido los vuelos procedentes de Brasil. No obstante, Gran Bretaña comunicó que se habían identificado seis casos. Un día después, realizaba un llamamiento para buscar a una persona que importó el virus y que no consigue localizar.
El planeta y sus miedos
Desde hace semanas, Brasil vive un retroceso hacia los momentos más oscuros de la pandemia, en junio de 2020, con una media móvil -promedio de los últimos 7 días- que no baja de los 1.000 muertos diarios.
El martes, al menos 10 capitales presentaban un 90 % de ocupación de sus Unidades de Cuidados Intensivos, lo que llevó a varios gobernadores y alcaldes a decretar nuevas medidas de cuarentena para evitar el colapso.
El último en hacerlo fue el estado de Sao Paulo, el más rico y poblado del país, cuyo gobernador Joao Doria advirtió que el sistema hospitalario "está al borde del colapso" y decretó la vuelta a la "fase roja" de restricciones: cierre de toda actividad, salvo los servicios esenciales, como salud, alimentación y transporte.
Pese a ser mundialmente reconocido por su capacidad para producir vacunas e inmunizar a millones de personas en un tiempo reducido, Brasil arrancó tardíamente, hace más de un mes, su campaña de vacunación, después de EE.UU., Argentina o Chile o muchos países europeos.
Una consecuencia de la tardanza en negociar con las grandes farmacéuticas, en medio de la carrera mundial por conseguir vacunas.
Hasta ahora, 7,1 millones de brasileños (el 3,36 % de la población) han recibido al menos una dosis. Hasta la fecha, en Brasil solo se está administrando la china Coronavac, del laboratorio Sinovac, y la del grupo anglo-sueco AstraZeneca.
Además, hay que sumar la campaña contra las medidas de cuarentena llevadas a cabo por el presidente, Jair Bolsonaro, un mandatario que poca atención a prestado a la pandemia.
Ahora, dijo, hace unas horas: "¿Los medios de comunicación ‘generaron pánico, no?’ El problema está ahí, lo lamentamos. Pero no puedes entrar en pánico. Otra vez con la política ‘del quédate en casa’. La gente va a morir de hambre, de depresión", sus seguidores, por supuesto, lo aplaudieron.