Las primeras hipótesis de la tragedia aérea que se cobró la vida de 19 jugadores del Chapecoense y que enluta al fútbol mundial apuntan a un error humano y la clave sería la falta de combustible reportada en un dramático contacto entre el piloto del vuelo 933 de LAMIA, Miguel Alejandro Quiroga, y la torre de control del aeropuerto de Medellín antes de estrellarse en el cerro Gordo. A este problema técnico se le agregaría que el capitán del vuelo no comunicó de inmediato su situación pidiendo sólo ‘prioridad’ para aterrizar y no se declaró en emergencia por falta de combustible lo que selló el destino final del vuelo.
Sobre las posibles razones para no seguir el protocolo aéreo, los expertos aeronáuticos indican que es probable que haya sido ‘porque el error del piloto quedaría marcado en su hoja de vida, le cobrarían una multa de 25.000 dólares y a la compañía la sancionaban también‘ por no volar con suficiente combustible.
‘Señorita, LAMIA 933 está en falla total, falla eléctrica total, sin combustible‘, afirma una voz que se identifica como el piloto de la aeronave accidentada el lunes por la noche, tragedia que le costó la vida a 71 personas.
Poco antes, el piloto había solicitado ‘prioridad para la aproximación‘ y le pide en varias ocasiones que le indique ‘vectores de la pista‘, es decir orientaciones para aproximarse lo más rápido posible al aeropuerto.
Al inicio de la grabación se escucha a la controladora del aeropuerto internacional José María Córdova que le responde que puede iniciar la aproximación en unos siete minutos porque tiene otro avión de la aerolínea Viva Colombia que se declaró en prioridad antes para aterrizar por una fuga de combustible.
Al no autorizarse de inmediato la maniobra de aterrizaje, el avión de LAMIA debió sobrevolar en círculos a la espera del permiso. Ese gasto de combustible extra fue fatal, según los expertos.
La nave tenía una autonomía de 2.965 km y, según la página web Flytracker.com, la distancia que alcanzó a recorrer fue de 2.975 km, sobrepasándose en 10 km.
En el relato, el piloto de LAMIA insiste con la torre de control: ‘Señorita, LAMIA 933 está en falla total, falla eléctrica total, sin combustible‘, se escucha en la grabación. Cuando el piloto informó de la gravedad de su situación, la controladora desvió a otros dos aviones comerciales que estaban aproximándose al aeropuerto para que pudiera aterrizar el avión del Chapecoense.
“Emergencia de combustible señorita, por eso le pido de una vez curso final‘, le dice el piloto ante lo cual la controladora responde: ‘Pista libre y esperando lluvia sobre la superficie. LAMIA 933, bomberos alertados”. “Ayúdenos, ayúdenos. Vectores para proceder a la pista”, fueron las últimas palabras que se escucharon del vuelo 933 antes de perderse de la vista del radar. Con la voz entrecortada la controladora insiste pero era tarde.
Poco antes de perder el contacto, la mujer avisa que el avión no tiene la altitud necesaria, a lo que el piloto dice que está a 9.000 pies. Esa altitud es insuficiente para pasar el Cerro Gordo, cercano al aeropuerto y contra el que se estrelló finalmente la aeronave, apenas a 17 km de la pista.
Heridos, estables
En cuanto a los heridos, los más delicados son los futbolistas Alan Ruschel y Helio Neto, que siguen en condición crítica pero estable, según el parte médico. ‘Helio está estable, pero su condición es crítica‘ pues no está coagulando bien y se le han hecho ‘transfusiones sanguíneas‘.
“Tenía la opción de la recarga”
El piloto Miguel Quiroga, que conducía el avión que transportaba al plantel del club Chapecoense y que se estrelló en cercanías de Medellín ‘tenía la opción de recargar combustible en Bogotá antes de arribar a su destino‘, afirmó el director general de la aerolínea LAMIA, Gustavo Vargas.
Vargas contó que Quiroga también era uno de los propietarios de la aerolínea y contaba con puntos para recargar combustible que estaban establecidos en el plan de vuelo.‘Tenemos alternativas, una alternativa cercana era Bogotá y si él (el piloto) veía que tenía una deficiencia de combustible, tenía toda la potestad de entrar a reabastecer‘, aseguró el empresario. Y añadió: ‘Lastimosamente no pudimos reabastecer en Cobija, que era el punto inicial, porque al no haber logrado el vuelo desde Brasil, tuvimos que contratar otro chárter y se nos hizo tarde, Cobija no trabaja en la noche‘. El trágico vuelo no había sido autorizado por las autoridades aéreas colombianas tal como se dijo -desde el aeropuerto de Viru Viru, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) a Medellín-, afirmación que dio el secretario de Seguridad Aérea de Colombia, Freddy Bonilla. Precisó que el trámite administrativo del vuelo que gestionó la empresa LAMIA para ingresar al espacio aéreo colombiano tenía como origen ‘Cobija, al Norte de Bolivia, y no el aeropuerto de Viru Viru, mucho más distante‘.‘