Buenos Aires, 25 de septiembre,- En una declaración -que leyó a la prensa la embajadora estadounidense ante la ONU Susan Rice, titular por este mes del Consejo-, el cuerpo instó al régimen de facto a que "se asegure la seguridad de todos" en la embajada y se preserve la "inviolabilidad" de la misión.
Además, el Consejo reclamó que se reinstaure el total de suministro de agua, luz, comida y de las comunicaciones a la legación diplomática brasileña, y llamó a las partes a "mantener la calma".
El encuentro fue a pedido de Brasil, cuyo canciller, Celso Amorim, había pedido un rato antes protección para la embajada y denunciado "el asedio" y la "intimidación" a que es sometida la sede diplomática en Tegucigalpa.
Amorim detalló el corte de suministro de agua, luz y teléfono y el racionamiento de comida, así como la instalación de equipos de sonidos perturbadores alrededor de la embajada, medidas que -advirtió- violan la Convención de Ginebra.
Parte del relato tenía que ver con el hecho de que militares y policías lanzaron gases lacrimógenos contra la embajada, con marcados efectos tóxicos y respiratorios para las cerca de 100 personas que permanecen junto a Zelaya, quien denunció los hechos por varios medios.
La esposa del mandatario, Xiomara Castro, reveló que ella podía ver como los policías "están lazando gases tóxicos, con las caras tapadas" y denunció que la gente adentro de la sede sufría "taquicardia, mareo, nauseas, dolor de cabeza, sequedad en garganta, y algunos sangraban la nariz.
Los militares extendieron el cerco perimetral de la embajada para impedir el acceso de personas y alimentos a la sede diplomática, reportó la agencia Ansa, y Zelaya informó que las casas aledañas había sido además vaciadas y ocupadas por fuerzas del régimen.
En declaraciones al canal América Noticias de Buenos Aires, Zelaya detalló que estaba con una máscara sobre su rostro, "la garganta muy seca y al lado de un aparato de aire acondicionado para poder respirar algo de aire limpio".
"Quieren que salgamos al patio, pero hay francotiradores por todos lados", advirtió el mandatario, que regresó a su país el lunes, 85 días después del golpe del 28 de junio que lo desalojó del poder.
Zelaya denunció que hasta ayer había "interferencias de las líneas y las comunicaciones, pero hoy empezaron con armas químicas", y evaluó que la comunidad internacional "debe reaccionar ante esta violación de territorio" brasilero, como se considera a la embajada según la Convención de Viena.
