El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, participó ayer en el primer rezo musulmán en la antigua basílica de Santa Sofía, en Estambul, tras la reconversión del templo en mezquita, una decisión que suscitó numerosas críticas a nivel internacional. Erdogan llegó a Santa Sofía ataviado con una mascarilla como prevención contra el coronavirus y acompañado de Ali Erbas, el jefe de la máxima autoridad religiosa del país, la Diyanet, así como varios miembros de su Gabinete. Miles de personas se concentraron en el ahora templo islámico desde primera hora de hoy para poder asistir a la ceremonia inaugural, por lo que sobre el mediodía el gobernador de Estambul, Alí Yerlokaya, anunció que las zonas de rezo estaban ya ocupadas y pidió a quienes no pudieron ingresar que despejen el lugar. "Hoy, estamos poniendo fin a 86 años de anhelos", dijo Sait Colak, uno de los fieles y agregó, según declaraciones al periódico turco Daily Sabah citadas por la agencia Europa Press: "Gracias a nuestro presidente vamos a tener el rezo del viernes en Santa Sofía".

En previsión de la masiva afluencia, para cumplir las normas de previsión frente a la pandemia de coronavirus se instalaron varios puntos de control en el centro histórico de Estambul. Al entrar a la zona restringida, los fieles, que deben llevar mascarilla, se sientan en sus propias alfombrillas respetando la distancia social.

Santa Sofía fue construida en época del emperador bizantino Justiniano I, en el año 537, como la mayor iglesia de la comunidad cristiana de la época. Tras la conquista otomana de Constantinopla, la actual Estambul, fue reconvertido en mezquita en el año 1453 por decisión de Mehmet II, conocido como "El Conquistador" y así se mantuvo hasta 1934, cuando el estatus de Santa Sofía fue cambiado al de museo por un decreto firmado por Mustafá Kemal Ataturk, el fundador de la Turquía moderna. Dos firmas han determinado el futuro del templo: el Consejo de Estado, el más alto tribunal administrativo, anuló el 10 de julio último el decreto firmado por Ataturk y que ha mantenido Santa Sofía como museo durante 86 años. Horas después, Erdogan firmó una orden por la que reconvirtió el templo en una mezquita, haciendo realidad así "el sueño de su juventud", según dijo entonces.

Erdogan, que lleva 17 años en el poder, siempre se centró en su base electoral nacionalista pero está perdiendo apoyos por la situación económica del país y por las consecuencias de la crisis derivada de la pandemia de coronavirus, lo que según sus críticos explica la decisión sobre el destino del templo. La decisión del presidente turco desconcierta al sector más laico de la sociedad, que ven a Santa Sofía como un emblema de la Constitución laica del país, pero la oposición al gobierno no ha impulsado por el momento una crítica cerrada a la reconversión del templo.

 

Oración. Erdogan encabezó los rezos en Santa Sofía.

 

  • Erdogan se puso al frente de la oración

El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, se unió a miles de fieles en Santa Sofía ayer para las primeras oraciones desde que volvió a declarar que el monumento, venerado por cristianos y musulmanes durante casi 1.500 años, sea una mezquita. Erdogan y sus principales ministros, usando mascarillas blancas como precaución contra el Covid-19, se arrodillaron sobre alfombras azules al inicio de la ceremonia que marca el regreso del culto musulmán a la antigua estructura. "Estamos terminando nuestros 86 años de añoranza hoy", dijo Sait Colak, un hombre que se refirió a las casi nueve décadas desde que Santa Sofía fue declarada museo y dejó de ser un lugar de culto. "Gracias a nuestro presidente y a la decisión de la corte, hoy vamos a tener nuestras oraciones de los viernes en Santa Sofía", agregó. Un tribunal turco anunció este mes que había anulado el estatus de Santa Sofía como museo. Erdogan decretó de inmediato que el edificio, una catedral cristiana bizantina durante 900 años antes de ser capturada por los conquistadores otomanos y que funcionó como mezquita hasta 1934, se convirtiera nuevamente en una mezquita.

Patrimonio cultural

Santa Sofía, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, es un nexo cultural para cristianos y musulmanes, y también uno de los principales centros de atracción turística, con 3,7 millones de visitantes en 2019. El 10 de julio, Erdogan decidió reconvertirla en mezquita para el credo musulmán.

 

Imponente. Santa Sofía es una de las joyas arquitectónicas y como tal fue patrimonio de la Unesco.

 

  • Iglesia, mezquita, museo y de nuevo mezquita

 

Santa Sofía, la que fuera basílica madre de la Iglesia de Oriente, mezquita durante el Imperio Otomano y museo en los últimos 85 años, ha vuelto a acoger ayer el rezo musulmán. Considerada una obra maestra del arte bizantino, Santa Sofía fue construida por orden del emperador romano Justiniano I en los años 532-537 en el lugar de la antigua catedral de Constantinopla, destrozada por un incendio. Es famosa por su enorme cúpula (de 31,5 metros de diámetro), considerada como el paradigma de la arquitectura bizantina, y que sirvió de modelo para la construcción de la mezquita de Sultán Ahmed, también conocida como la Mezquita Azul.

Santa Sofía se transformó rápidamente en la joya de Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino, y durante casi 900 años albergó a la Iglesia ortodoxa oriental. Hasta el siglo XV fue el mayor templo de la cristiandad. Fue transformada en mezquita en 1453, cuando el Imperio Otomano bajo el sultán Mehmed II capturó la ciudad, que rebautizó como Estambul, y puso fin al dominio bizantino. En la nueva etapa se añadieron capitales y minaretes a la estructura original y se cubrieron de yeso las pinturas y mosaicos de la decoración cristiana.

En 1934, el presidente turco Mustafa Kemal Atatürk, fundador del Estado turco moderno, secularizó en edificio, que fue convertido en museo, como símbolo de la convivencia de religiones. Desde su apertura como museo en 1935, Santa Sofía se convirtió en una de las atracciones turísticas más visitadas de Turquía. Y en 1985 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 1993 se emprendieron trabajos de restauración del edificio que se prolongaron hasta finales de 2010 y que se centraron especialmente en la inmensa cúpula, cuyos mosaicos fueron limpiados y restaurados.