Buenos Aires, 15 de marzo.- El suceso en medio de la calamidad fue el hallazgo de una niña de cuatro meses en medio de la más absoluta destrucción. Los soldados de la Fuerza de Defensa japonesa la encontraron entre cuerpos y casas derrumbadas en la ciudad de Ishinomaki, ubicada al noreste de Sendai.

La niña lloraba en medio de semejante espanto, pero estuvo cerca de ser ignorada por los socorristas que descreyeron de sus propios oídos. Sin embargo, al oír el llanto por segunda vez, comenzaron a levantar maderas y chapas, quitaron el barro y la encontraron.

La chiquita fue arrancada de las manos de sus padres por la gigantesca ola que afectó a la ciudad. Durante tres largos días la familia pensó haberla perdido para siempre. Pero al tercer día de salvajate fue rescatada y devuelta a las manos paternas, que la buscaban incansablemente.

Nadie pudo explicarse cómo la pequeña logró sobrevivir sin un rasguño y evitó ahogarse. Lo increíble del salvataje le dio fuerzas a los rescatistas para seguir buscando nuevos milagros.