El primer ministro irlandés, el democristiano Leo Varadkar, aseguró que el "sí" a la reforma de la ley del aborto en el referéndum de este viernes ayudará a acabar con el "legado de vergüenza" que dejó en la sociedad.
Se realizará la sexta consulta sobre el aborto en 35 años y Varadkar hizo un último llamamiento para que el electorado irlandés acepte suavizar la legislación vigente. La reglamentación en ese país es una de las más restrictivas de Europa.
Quienes apoyan el "no", advirtieron que la reforma enviaría un "mal mensaje" no solo a las mujeres que residen en Irlanda, sino también retrataría de manera desfavorable a toda la sociedad del país.
Los grupos provida y la Iglesia Católica no quieren que suavizar esa legislación ya que, según ellos, daría la opción de "abortos a la carta" y permitiría la terminación de embarazos con malformaciones psíquicas o físicas.
Más de tres millones de irlandeses son llamados a las urnas este viernes para decidir si se elimina la "octava enmienda", incluida en 1983 en el artículo 40.3.3 de la Constitución, que garantiza de igual manera el derecho a la vida del "no nacido" y de la madre.
La ley promulgada en 2013 solo permite la interrupción del embarazo en circunstancias excepcionales como cuando la vida de la madre corre peligro. Puede considerarse de peligro cuando hay amenaza de suicidio, pero no contempla casos de incesto, violación o malformaciones del feto.
Varadkar, médico y abiertamente gay, recordó que miles de mujeres (nueve al día) viajan cada año al extranjero para terminar sus embarazos. Esas decisiones, en algunos casos, se mantienen en secreto y contribuyen a "crear un legado de culpa y vergüenza".
Según las encuestas, la mayor parte del electorado votará a favor de reformar la ley, aunque su ventaja se ha reducido en el último mes.