Buenos Aires, 27 de junio.- La máquina juega a "piedra, papel o tijera" a un ritmo de tres tiempos. Parece que por muy ágil que pretenda ser su contrincante, el artefacto es capaz de adivinar siempre la elección del rival y por tanto optar por una opción que lo haga ganar.

Si observamos este procedimiento con cámara lenta, se descubre el truco: el prototipo cuenta con unas cámaras que están diseñadas para el reconocer los gestos de la mano del adversario y responder en apenas 1 milisegundo.

Al ojo humano, este tiempo resulta interceptible y parece que juega de manera simultánea. ¿Y para qué sirve entonces el juego? Para poner en evidencia que nuestra percepción de la realidad a veces es limitada, cuando no engañosa. Y la tecnología, aquí, puede demostrarlo.