El primer supermercado iraní en América Latina fue inaugurado esta semana en la capital venezolana en una nueva fase de la estrecha alianza entre los regímenes de Caracas y Teherán, la cual se ha intensificado en los últimos meses en abierto desafío a las sanciones impuestas por Estados Unidos. El gobierno de Donald Trump rechazó esta iniciativa, y remarcó que cualquier presencia de Irán en el hemisferio occidental “no es algo que veamos muy favorablemente”.
El subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, Michael Kozak, manifestó a la prensa que la apertura del mercado muestra que esto es como una alianza de estados “parias”. “Seguramente me sorprendería si Venezuela puede obtener muchos beneficios de Irán”, opinó el funcionario norteamericano, quien además sostuvo que “Irán está dispuesto a vender cosas a Venezuela cuando Venezuela realmente no tiene el dinero para comprar mucho”.
En las instalaciones de un mercado estatal del este de la capital, que llegó a manos del régimen chavista tras la expropiación en el 2010 de una cadena de hipermercados franco-colombiana, se estrenó el nuevo mercado Megasis en medio de un endurecimiento de la cuarentena por el coronavirus. Desde el miércoles, los habitantes del estado Miranda, vecino a Caracas, se vieron obligados a atenerse a los números de su cédula de identidad para poder salir a comprar alimentos y otros bienes.
La inauguración del nuevo supermercado se realizó en un evento privado al que sólo asistieron funcionarios venezolanos, personal diplomático de Irán y empresarios, según imágenes que difundió el miércoles en la noche una corresponsal de la cadena Telesur en su cuenta de Twitter. Se prevé que esta semana el supermercado abrirá al público.
Al frente de Megasis está el empresario iraní Issa Rezaei, que maneja una cadena de 700 supermercados en Irán, quien indicó que está asociado con empresarios venezolanos en el proyecto, pero no dio detalles.
En declaraciones difundidas el martes en Twitter, Rezaei dijo que “nuestro objetivo es comercial”, y anunció que también están comprando productos venezolanos como mango, piña, ganado y madera para llevar a Irán.
Al defender la iniciativa, el embajador iraní en Caracas, Hojjatollah Soltani, expresó que Teherán “tiene pleno derecho de aprovechar del libre comercio, del libre tránsito, tener una relación ganar-ganar”.
Kozak, por su parte, recordó que Estados Unidos considera a Irán como “el mayor patrocinador mundial del terrorismo”. Y advirtió: “Irán no va a salvar a Venezuela de la situación en la que se ha metido, pero sí se pone en una situación más peligrosa al jugar estos juegos”.
Tras arribar al gobierno en 1999 el fallecido presidente Hugo Chávez, Venezuela e Irán iniciaron varios proyectos de cooperación en el área comercial, agrícola, industrial y energética, los cuales incluyeron la instalación en territorio venezolano de una fábrica de vehículos iraníes que no prosperó.
Para abastecer el supermercado, Irán mandó en junio a Venezuela el buque Golsan, cargado con alimentos, casi un mes después del arribo de los tanqueros iraníes Fortune, Forest, Faxon, Petunia y Clavel, los cuales transportaron 1,5 millones barriles de combustible y aditivos que ayudaron a solventar parte de la severa escasez de gasolina que enfrentaba la nación sudamericana desde marzo.
Las autoridades locales sostienen que la falta de combustible es consecuencia de las sanciones que impuso Estados Unidos a la industria petrolera venezolana desde el 2019 para presionar a Nicolás Maduro a dejar la presidencia, pero analistas y opositores aseguran que la escasez es consecuencia de la paralización parcial del sistema refinador venezolano por fallas técnicas y eléctricas, la ausencia de inversión y el aplazamiento de los programas de mantenimiento.
(Con información de AP)