Londres, 1 de agosto.- Mitch Winehouse se reunirá con las autoridades británicas para abrir un centro de desintoxicación que atenderá a jóvenes drogadictos con escasos recursos económicos, de acuerdo con The Times.

Del encuentro, participarán también los representantes de su hija, Raye Cosbert y Trenton Harrison-Lewis, y de una antigua cocainómana rehabilitada y experta en adicciones, Sarah Graham.

"Esperamos que la muerte de Amy sirva para demostrar a la gente que la adicción es algo que puede matar a las personas cuando son muy jóvenes y que no hay que esperar a que sea demasiado tarde", sostuvo Graham.

Previamente, la familia de la cantante había señalado las dificultades que atraviesan los británicos para recibir ayuda ante las adicciones. Amy Winehouse fue una de esas personas, que por un tiempo llegó a gastar más de 1500 dólares en drogas y en alcohol, según confesó su estilista, Alex Foden.

La diva del soul no consumía narcóticos desde hacía tres años, de acuerdo con su padre, pero aún no había superado su adicción al alcohol. Sin embargo, un amigo suyo, Tony Azzopardi, aseguró que le había comprado cocaína y heroína el día anterior a que fuera encontrada muerta. El diario El Mundo advierte que Azzopardi era un conocido del ex esposo de Winehouse, Blake Fielder-Civil, a quien la familia acusa de haber iniciado a la cantante en el mundo de las drogas.

Amy Winehouse fue encontrada muerta el sábado 16 de julio en su departamento de Londres. Aún no se sabe con certeza las causas de la muerte. En los próximos días está previsto que se den a conocer los exámenes de toxicología del cuerpo de Winehouse, que mostrarán si había consumido drogas o no.

Los familiares recorrieron el departamento de la artista en Candem Town y afirmaron no haber encontrado nada que indicara que la cantante hubiera vuelto a su adicción. Tampoco se descarta que la falta de alcohol haya sido letal para su cuerpo, acostumbrado ya a su ingesta.

Mientras tanto, el fallecimiento de Winehouse disparó la venta de sus discos. Back to Black se colocó en el número uno de las listas de ventas británicas, mientras que su debut Frank subió al número cinco, informa la agencia DPA.