El papa Francisco celebró ayer una multitudinaria misa ante más de 400.000 personas en el parque O”Higgins de Santiago durante la cual elogió la capacidad de reconstrucción del pueblo chileno y emplazó a los fieles chilenos, los que menos confían en la Iglesia en Latinoamérica, a no “adormecerse en un consumismo tranquilizante”.
“¡Cuánto conoce el corazón chileno de reconstrucciones y de volver a empezar; cuánto conocen ustedes de levantarse después de tantos derrumbes!”, dijo el pontífice en alusión a las catástrofes que cada cierto tiempo golpean a este país, uno de los más sísmicos y volcánicos del mundo.
Desde las dos de la madrugada, una multitud, la mayoría chilenos, colmaron el predio del Parque O”Higgins para participar de la primera de las tres misas que Francisco oficiará en Chile en su gira Latinoamericana que también lo llevará a Perú mañana jueves. Así, se disipaban los temores que sobrevolaban de ambos lados de la cordillera por el poco entusiasmo que había mostrado el pueblo chileno en la previa. Al final, el papa argentino logró superar las expectativas y puso conquistar el corazón de la masa que lo acompañó en paz y con sumo respeto en el mayor pulmón verde de Santiago.
“Francisco amigo” cantaban los fieles desde temprano, quienes debieron ingresar al parque dividido por turnos. “Chile más que nunca necesita tu esperanza, fruto de este encuentro brota una nueva alianza”, corearon.
Durante una mañana que comenzó fresca y se fue calentando de a poco, el parque se colmó de religiosos, voluntarios, santiaguinos y visitantes, muchos de ellos argentinos aunque en un número mucho menor a lo esperado.
Francisco llegó pasadas las 9.30 al parque y recorrió todos los pasillos vallados para saludar desde el papamóvil para comenzar la misa a las 10.20 en un completo marco de silencio y respeto.
Los fieles argentinos, la mayoría de los cuales cruzó Los Andes en automóvil, resultaban fáciles de identificar entre la multitud por las camisetas “albiceleste”, y las banderas y pancartas con los colores de su país. Mientras el Papa le hablaba a los creyentes, en los alrededores del parque una protesta, convocada por varias organizaciones sociales como muestra de rechazo a la visita de Francisco, se saldó con a veintena de detenidos.
En la cárcel de mujeres
Francisco se convirtió ayer en el primer papa en visitar una cárcel de mujeres y habló con algunas de las 1.400 reclusas alojadas en el Centro Penitenciario San Joaquín, quienes valoraron que el pontífice haya incluido en su agenda un diálogo con las “más marginadas de la sociedad”. Francisco tomó de las manos a varias de las reclusas, separadas por una valla de baja altura, y les dijo que su misión era las de transmitirles “la paz que necesitan para aplacar sus tormentos”. “La sociedad tiene la obligación de reinsertarlas”, añadió.
Su paso por la catedral
Al visitar la catedral de Santiago, el papa Francisco recordó ayer que la Iglesia “no es una elite” y destacó que “si el pastor anda disperso, las ovejas también se dispersarán y quedarán al alcance de cualquier lobo”, en un mensaje para los obispos chilenos. “Uno de los problemas que enfrentan nuestras sociedades hoy en día es el sentimiento de orfandad, es decir, sentir que no pertenecen a nadie y este sentir posmoderno se puede colar en nosotros y en nuestro clero”, les dijo.