El papa Francisco visitó ayer el venerado santuario católico de Fátima, en Portugal, y rezó el rosario con unas 200.000 personas en el lugar donde, según la Iglesia, la Virgen María se apareció a tres niños pastores en 1917.

El Papa, de 86 años, se saltó la lectura de un discurso que figuraba en el programa de su visita de dos horas al mundialmente famoso santuario, situado al norte de Lisboa.

La omisión no parecía indicar que el Papa haya tenido problemas de salud. Más tarde saludó una por una a decenas de personas mientras un ayudante empujaba lentamente su silla de ruedas entre la multitud.

Desde su llegada a Lisboa este miércoles para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Papa ha preferido saltarse o no leer los discursos preparados en tres ocasiones, incluido el Vía Crucis, mientras que tampoco ayer leyó la oración a la Virgen que estaba prevista y en la que se esperaba una petición de paz. La JMJ se extiende hasta hoy. El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dijo que la decisión aparentemente de última hora del Papa de saltarse el discurso no parecía tener nada que ver con la vista.