Al terminar la audiencia de este miércoles en el Patio San Dámaso del Vaticano, el Papa dedicó un momento para saludar y escuchar la historia de la bielorrusa Maksymowicz, de 81 años, prisionera del campo de concentración polaco cuando tenía tres años.

Durante el encuentro, el Papa besó el tatuaje que la sobreviviente del nazismo aún lleva en su brazo izquierdo con el número de prisionera 70072, y habló con ella unos minutos antes de regresar al Palacio Apostólico.

En 2016, Francisco visitó el campo de concentración de Auschwitz durante su viaje a Polonia, en donde se encontró con un grupo de sobrevivientes del Holocausto nazi.

 

Fuente: Télam