El papa Francisco vuela ya de vuelta a Roma tras concluir una visita a Myanmar y Bangladesh, donde hoy advirtió del “terrorismo” que supone el hablar más de los demás. Francisco visitó hoy un hogar para huérfanos y enfermos de la orden de la Madre Teresa en Dacca, capital de Bangladesh, y después dio un discurso improvisado en una iglesia cercana. “No sé si es mejor o peor (dar un discurso no preparado) pero les prometo que será menos aburrido”, bromeó.

 

Al margen de pedirles a unos 1500 sacerdotes, religiosos, seminaristas y, novicios “regar la semilla” de la vocación, les recomendó tener cuidado con el “espíritu del chisme” y reiteró que “hablar mal de otros es hacer terrorismo”.

 

“El enemigo de la armonía en una comunidad religiosa es el espíritu del chismorreo, es un tipo de terrorismo”, advirtió el pontífice argentino durante ese discurso.

 

“Cuántas comunidades religiosas son destruidas por el espíritu del chismorreo”, advirtió. “Por favor, muérdanse la lengua”, añadió. La última etapa del viaje, antes de partir hacia Roma, Francisco se reunió con unos 10.000 jóvenes de una escuela católica.La visita de Francisco a Myanmar y Bangladesh se vio marcada sobre todo por la crisis de los refugiados musulmanes rohingya, a los que sólo mencionó por su nombre el viernes desde Bangladesh, donde se reunió con varios de ellos.

 

 

Más de 620.000 huyeron de Myanmar a Bangladesh en los últimos meses. El papa evitó utilizar la palabra “rohingya” en Myanmar por consejo de la Iglesia católica del país asiático. Myanmar niega desde hace décadas la nacionalidad a los rohingyas, a los que considera inmigrantes ilegales y denomina “bengalíes”.

 

El viernes, ya en Bangladesh, Francisco usó la palabra rohingya y pidió perdón en nombre de quienes los han perseguido. El máximo representante de la Iglesia católica fue criticado por haber eludido el término durante su estancia en Myanmar y por no haber visitado ningún campamento de refugiados en Bangladesh.

 

Francisco mostró interés en realizar una visita de ese tipo pero el Gobierno de Bangladesh no estuvo de acuerdo por motivos de seguridad y políticos, según el arzobispo de la región de Chittagong, Moses Costa.