Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Francia, Emmanuel Macron, acordaron ayer "la necesidad de una desescalada" alrededor de la crisis en Ucrania, aunque el Kremlin se quejó de que Occidente rechazara sus exigencias contra la expansión de la OTAN hacia Europa del Este. "Las respuestas de Estados Unidos y de la OTAN no tuvieron en cuenta las preocupaciones fundamentales de Rusia", señaló el Kremlin en un comunicado, en el que se refirió a la conversación telefónica que mantuvieron ambos mandatarios en un intento de apaciguar aun más las tensiones.
Según precisó la nota, se ignoraron los pedidos de Moscú sobre la no ampliación de la Alianza Atlántica hacia el este, la renuncia a la instalación de armas cerca de las fronteras rusas y el repliegue de las fuerzas de la OTAN en Europa a las posiciones de 1997. "La cuestión clave fue ignorada, es decir, cómo Estados Unidos y sus aliados prevén poner en marcha el principio de que nadie debe reforzar su seguridad en detrimento de otros países", agregó la Presidencia rusa, que señaló que "determinará su reacción futura" tras estudiar detenidamente las respuestas de sus rivales.
En tanto, desde París, destacaron que el llamado entre ambos líderes "permitió un entendimiento sobre la necesidad de una desescalada" y ambos concordaron en proseguir el "diálogo" para resolver la crisis.
"El presidente Putin no manifestó ninguna intención de ofensiva" contra Ucrania y "dijo muy claramente que no buscaba la confrontación", detalló la Presidencia francesa en un comunicado, reproducido por la cadena FranceInfo. Macron, por su parte, pidió a Rusia que respete "la soberanía de los Estados".
El tono relativamente conciliador del Palacio del Eliseo contrastó con la retórica más estridente de otros aliados de Francia dentro la OTAN, como Reino Unido y Estados Unidos. Durante su conversación con Macron, el presidente ruso subrayó asimismo que su país quería seguir trabajando en la resolución del conflicto en el este de Ucrania e insistió en el formato existente de negociaciones a cuatro bandas (Rusia, Ucrania, Alemania y Francia).
Una reunión de consejeros de los dirigentes de esos cuatro países, la primera en varios meses, tuvo lugar el pasado 26 de enero en la capital francesa, mientras que se convocó otra para febrero. El "diálogo es difícil" pero los "canales de discusión están abiertos", concluyó la nota de la Presidencia francesa.
Según dijo en la radio RTL el canciller francés, Jean-Yves Le Drian, la pelota está ahora del lado de Putin. "¿Acaso (Putin) quiere ser quien afirme que Rusia es una potencia de desequilibrio, o está dispuesto a evidenciar una desescalada?", se preguntó el ministro.
Desde Moscú, su homólogo ruso, Serguei Lavrov, afirmó ayer que quiere que se imponga la diplomacia y "no la guerra" después de que Estados Unidos pidiera a Rusia que "vuelva a la mesa de negociaciones" y abrió la posibilidad de recibir al presidente de Ucrania. "Hemos elegido la vía de la diplomacia desde hace muchas décadas", declaró el funcionario en una entrevista difundida por varias radios y televisiones rusas. "Hay que trabajar con todo el mundo, ese es nuestro principio", destacó. "Si depende de Rusia, no habrá guerra. No queremos guerras. Pero tampoco vamos a permitir que nuestros intereses sean burdamente ultrajados, ignorados", añadió.
El Kremlin además dijo estar dispuesto a recibir al presidente de Ucrania en Moscú o en cualquier otra ciudad de su territorio para abordar la normalización de las relaciones entre los dos países. "Si Zelenski quiere debatir la normalización de las relaciones bilaterales, que se ven afectadas por las acciones unilaterales de su régimen, (…) estamos dispuestos. Por favor, que venga a Moscú, Sochi, San Petersburgo, a donde sea que se acuerde", dijo Lavrov en una entrevista reproducida por la agencia de noticias Sputnik.
Horas más tarde, el propio Zelenski pidió a los países occidentales que eviten fomentar el "pánico" frente a la concentración de tropas rusas en la frontera con su país. "No necesitamos este pánico", declaró el mandatario ucraniano en una rueda de prensa con medios de comunicación extranjeros, al considerar que hay que evitar dañar aún más la economía de Kiev.
Al menos 100.000 militares rusos están concentrados en la frontera con Ucrania desde finales de 2021, por una posible invasión a Ucrania. El Kremlin siempre negó esa posibilidad, pero se considera amenazado por la expansión de la OTAN de estos últimos veinte años y por el apoyo que los países occidentales dan a Ucrania. El Kremlin reclama que la OTAN deje de expandirse, sobre todo con una eventual adhesión de Ucrania.
Estados Unidos y la Alianza Atlántica rechazaron formalmente esas peticiones el miércoles, pero abrieron la puerta a reanudar las negociaciones sobre los límites recíprocos al despliegue de misiles de corto y medio alcance de las dos potencias nucleares en Europa, y a los ejercicios militares en las cercanías del rival. Rusia se mostró pesimista y dijo que está preparando una reacción, en tanto Estados Unidos le instó a "volver a la mesa de negociaciones". (Télam)
Reunión el lunes
EEUU convocó a una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU por la situación en Ucrania, que será celebrada el próximo lunes, según afirmó la presidenta de dicho órgano, Mona Juul.