Tropiezo en Wall Street. La red social creada por el hoy multimillonario, Mark Zuckerberg, sufrió su peor caída en la Bolsa de Nueva York en 5 años y arrastró con ella a otras compañías del sector tecnológico.

 

 

La red social Facebook quedó ayer atrapada en un nuevo escándalo de proporciones mundiales por el uso indebido y con fines políticos de datos personales de 50 millones de personas en EEUU a través de la consultora Cambridge Analytica que trabajó en la campaña presidencial de Donald Trump en 2016.

Se asegura que con esta maniobra se buscaba “influir” en las elecciones presidenciales de los EEUU.

Mediante una aplicación que ofrecía un servicio de predicción de la personalidad “con fines académicos”, la consultora logró acceder a los datos personales de 50 millones de usuarios de Facebook. Pero esos datos “se usaron para desarrollar un software para predecir las decisiones de los votantes norteamercianos e influir en ellos”, detalló el diario The New York Times.

El escrutinio presenta una nueva amenaza para la reputación de Facebook, que ya está siendo atacada por el uso que hizo Rusia de herramientas de la red social para influir en los votantes estadounidenses con “noticias falsas”, antes y después de las elecciones 2016.

Esta presión también se hizo sentir en la bolsa de Nueva York, donde las acciones de Facebook marcaron una caída del 6,69%, borrando cerca de 40.000 millones de dólares de su valor en el mercado, porque a los inversores les preocupaba que se impulse nueva legislación que perjudique el rentable negocio de publicidad de la compañía.

El titular del Parlamento Europeo, el italiano Antonio Tajani, anunció la apertura de una investigación sobre la red social ya que “las denuncias de uso indebido de los datos de los usuarios de Facebook son una violación inaceptable de los derechos de privacidad de nuestros ciudadanos”.

El organismo “investigará a fondo, convocando a las plataformas digitales a brindar explicaciones”, subrayó en su cuenta de Twitter .Si bien sus asesores aclararon que aún no están claros los pasos a tomar, afirmaron que están aguardando información porque, de confirmarse los reportes, las redes sociales podrían representar “un riesgo para la democacia”.

En el mismo sentido, el legislador Damian Collins, quien encabeza la Comisión de Medios del Parlamento británico, adelantó que iba a convocar a los directores de ambas compañías involucradas, Mark Zuckerberg por Facebook y Alexander Nix por Cambridge Analytica, para que brinden testimonio.

“Necesitamos escuchar a personas que puedan hablar sobre Facebook desde una posición de autoridad que les exige saber la verdad”, remarcó Collins en declaraciones al diario a The Guardian.

“Alguien tiene que hacerse responsable de esto. Es hora de que Mark Zuckerberg deje de esconderse detrás de su página de Facebook”, advirtió.

Del otro lado del Atlántico, los senadores estadounidenses Amy Klobuchar (republicano) y John Kennedy (demócrata) pidieron ayer al presidente de la Comisión Judicial que cite a los CEOs de las grandes tecnológicas para una audiencia pública.

En una carta manifestaron “una gran preocupación por los informes recientes de que los datos de millones de estadounidenses fueron utilizados indebidamente para influir en los votantes”.

Los legisladores, que además del titular de Facebook incluyeron en el texto a los CEOs de Google y de Twitter, consideraron que la audiencia les permitirá conocer “qué se está haciendo para proteger los datos de los estadounidenses y limitar el abuso de las plataformas, así como evaluar qué medidas se deben tomar antes de las próximas elecciones”.
 

La maniobra que les abrió el cofre   

 

El escándalo comenzó a destaparse el viernes, cuando Facebook suspendió la cuenta de la empresa de análisis de datos políticos Cambridge Analytica tras descubrir que había violado su política de privacidad. El profesor de psicología de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan, había desarrollado una aplicación que ofrecía un servicio de predicción de la personalidad “con fines académicos”, que fue descargada por unos 270.000 usuarios de Facebook. Estos dieron su consentimiento para que la aplicación accediera a su información personal y a la de sus contactos, algo que estaba permitido por Facebook, con lo que el universo alcanzado por la aplicación se amplió a 50 millones de personas.