Se trata de valores no peligrosos para la salud, pero encierran una ironía: proceden de ensayos nucleares realizados por Francia en el desierto de Argelia en los años 60′. Francia recoge la radiactividad que sembró hace 60 años.
En un comunicado la asociación explica que las muestras se tomaron el 6 de febrero, en un coche recubierto por polvo sahariano. En la zona del Jura (fronteriza con Suiza).
El fenómeno tuvo una concentración poco habitual y recubrió la nieve de los Alpes de una capa dorada. También dejó bonitos atardeceres y amaneceres que llenaron las redes sociales más populares. Fue incluso visible desde el espacio con satélites de observación terrestre.
El análisis de las muestras reveló de forma inequívoca índices anormales de cesio-137, un componente radiactivo que no está presente en la naturaleza, y que necesariamente procede de la fisión provocada por una explosión nuclear.
"Considerando depósitos homogéneos en una zona amplia, basándose en este resultado analítico, ACRO estima que 80.000 Bq por km2 de cesio-137" explica el comunicado. Son niveles sin ningún riesgo para la salud, que se añaden a los traidos por la nube radiactiva del accidente de Chernobil.
Y sobre todo son un recuerdo para Francia de que la radiactividad se crea, pero es muy difícil de destruir, y siempre puede volver a tu patio trasero. "Esta contaminación radiactiva -que sigue siendo observable a larga distancia 60 años después de los disparos nucleares- nos recuerda la situación de contaminación radiactiva perenne en el Sáhara de la que es responsable Francia" concluye la Acro.
¿Polvo del desierto radiactivo?
Si alguien conoce bien el polvo del desierto sahariano, son los canarios. Desde el Laboratorio de Física Médica y Radiactividad Ambiental de la Universidad de la Laguna, en Tenerife, nos explican que es un fenómeno conocido, que se estudia desde hace varias décadas.
"El polvo del desierto sahariano o calima, como se le llama en Canarias, a veces contiene potasio 40, presente de forma natural en minerales y también cesio 137 procedente de las pruebas nucleares del Gobierno francés" explica el profesor Pedro Salazar Carballo. Añade que la calima también puede transportar plomo 210.
El Laboratorio publicó hace poco un estudio científico sobre los niveles de radiación presentes en la brutal tormenta de polvo sahariano de los carnavales de 2020, que obligó a cerrar aeropuertos, manteniendo a centenares de turistas atrapados. Precisamente detectó niveles altos de potasio 40 y cesio 137. Ocurre siempre que el viento trae polvo del interior del desierto argelino, donde Francia realizó sus primeros ensayos nucleares.
El profesor Salazar Carballo insiste en que los niveles están muy por debajo de los que se consideran nocivos. El laboratorio realiza mediciones constantes que se envían al Consejo de Seguridad Nuclear. Nunca se han medido niveles alarmantes traidos por la calima.
Eso sí, el laboratorio pudo detectar restos radiactivos de los accidentes de Chernobil y Fukushima, también sin peligro alguno para la vida. "En realidad lo que más nos expone a la radiactividad es el radón natural que emana de forma naturaldel propio suelo" explica Salazar Carballo. "Se estima que entre el 5% y el 14% de los cánceres de pulmón se deben al gas radón que respiramos, sobre todo en subsuelos y espacios cerrados". Recuerda que cada vez más la normativa de la construcción está tomando medidas para disminuir las exposiciones prolongadas a este gas radiactivo y totalmente natural.
Salazar Carballo también recuerda el importante papel biológico del polvo sahariano, capaz de llevar nutrientes y minerales como el hierro a zonas que no lo tienen de forma natural como la selva amazónica.
Nuevo episodio de polvo sahariano esta semana
Seguimos en pleno episodio de polvo sahariano en Europa occidental y ya van al menos tres, esta temporada.
Una nube bastante espesa está cruzando el Mediterráneo cubriendo zonas de España, Francia, Reino Unido, el Benelux y Alemania. Se esperan precipitaciones que provocarán el fenómeno de lluvia de barro.
Y como el episodio afecta de nuevo al interior de Argelia, seguramente las partículas también llevarán algo de cesio 137 procedente de aquel ‘Gerboise bleue’ o Jerbo Azul", nombre en clave del primer ensayo nuclear francés realizado el 13 de febrero de 1960. Nada alarmante -más allá de la precaución por los posibles problemas respiratorios por concentración de partículas- pero un recuerdo, eso sí, de la persistente huella de la energía atómica.
(Fuente: Acro, Euronews, Ull, Youtube, Twitter).