Venezuela, 23 de octubreCoronarse como la más bella del país es la aspiración de miles de jóvenes en Venezuela, donde cada año se realizan alrededor de 600 concursos de belleza y hay más de 200 academias de modelos.

Ganar Miss Venezuela es, para muchas de ellas, una forma de alcanzar así este trampolín que les abra paso al mundo del espectáculo, de la televisión y de la fama.

Geraldine tiene ocho años y sueña con ser reina. Con brillo en los labios y cargada con su maleta de maquillaje, entra a la academia de modelos Gisselles’s, se sube rápidamente a sus zapatitos plateados de tacón y se contonea por la pasarela al son de música disco.

"Este es un país de misses, está en nuestras costumbres", aseguró Gisselle Reyes, profesora de pasarela y directora de ese instituo caraqueño, famosa por haber preparado varias reinas de belleza como la ganadora de la antepasada edición, Vanessa Goncalves.

"Yo las preparo para que a Osmel (Sousa, presidente de la organización Miss Venezuela) les guste. De repente veo a una muchacha que le puedo pintar el cabello, la mando a adelgazar, a un gimnasio, la pongo bien para que a él le pueda gustar", explicó refiriéndose al conocido "Zar de la Belleza".

Pero en Gisselle’s, como en el resto de academias repartidas por todo el país, no sólo se prepara a aspirantes al concurso mayor sino que también se instruye a chicas desde temprana edad en elegancia, oratoria, imagen, foto-pose o cultura general que sueñan con hacerse con el Teen Model Venezuela -el concurso más importante para niños- o protagonizar anuncios publicitarios.

La pequeña Geraldine está en el grupo infantil y junto a otra decena de compañeras de entre cinco y nueve años escucha atenta a la profesora de protocolo e imagen, Wendy, que les enseña como sentarse, en qué lado de la silla deben colocar el bolso o cómo agarrar una copa de vino o de brandy.

Más tarde les toca la sesión de foto-pose. Frente al espejo y con animada música de fondo, las niñas ensayan varias posturas que les indicala profesora mientras les dice: "felices", "coquetas", "sorprendidas", para hacerlas acabar con un "aplauso de Miss".

"Metí a mis hijas aquí porque les gusta mucho el modelaje y más que todo para que ellas se desenvuelvan. Les da mucha seguridad, mucha presencia. La verdad, es maravilloso", contó Bebe Von Stockhausen, madre de tres alumnas de nueve, ocho y seis años, y ella misma aspirante a ser la nueva Señora Venezuela.

Cuna de seis Miss Universo y cinco Miss Mundo, Venezuela alardea de tener las mujeres más bellas del mundo y de ser una fábrica de reinas sin parangón.

Tanto es así que academias como la de Katty Pulido, en Maracay (centro), reciben anualmente la visita de candidatas extranjeras que quieren prepararse, como lo hizo este año la española Paula Guilló o las representantes de Italia, Argentina, Bolivia o Chile.

Sin embargo, la presión por la estética que se vive en el país va mucho más allá de los concursos y se traduce en miles de centros de belleza en una nación pionera de la cirugía estética, donde se estiman alrededor de 40.000 operaciones de aumento de senos al año.

"Existe una autoestima basada en la apariencia externa, que las mujeres valoran mucho por lo que se puede lograr con ello", apuntó el psiquiatra Paolo Polito, autor de Algunas reflexiones acerca de las prótesis mamarias. "Venezuela es un país que, en este momento, está lleno de frustraciones y la gente es un poco de pan y circo", agregó.