Los cubanos de Miami (EEUU) aguardan con esperanza, cautela o pesimismo la nueva instancia política, que para algunos es “una oportunidad para el cambio” y para otros “una farsa”.
El excongresista demócrata Joe García, nacido en Estados Unidos y regresado de Cuba, subrayó que hay consenso en que “hay una profunda necesidad de cambio” en la isla y en que ese cambio no debe ser cosmético sino “quirúrgico”. El relevo presidencial “invita” a una “oportunidad de cambio”, dice García, defensor de la política de apertura a la isla del anterior presidente de EEUU, Barack Obama. Giancarlo Sopo, de una entidad dedicada a conectar a jóvenes cubanos mediante viajes a la isla, afirma que el relevo presidencial es “un cambio simbólico”. Sobre Díaz-Canel, Sopo dijo que es un hombre del aparato del partido que no aparenta ser “un Gorbachov”, en referencia al presidente soviético que sacudió los cimientos de la URSS con la perestroika (reestructuración). En el otro extremo están las organizaciones del exilio cubano que reclaman “elecciones libres” y que la comunidad internacional desconozca al sucesor de Castro. Pero el ex analista de la CIA Brian Latell dijo que espera “un alto grado de continuidad”.