14 de octubre.- Durante décadas se consideró que el martín pesacador bigotudo era un animal mitológico, porque nadie lo había visto. Sin embargo, tras 20 años de búsqueda, el investigador del Museo Americano de Historia Natural, Christopher Filardi, encontró el espécimen en la isla de Guadalcanal. Decidió dar a conocer su descubrimiento y luego mató al ave para estudiarlo. El hecho genera polémica mundial.

Ante los cuestionamiento de quienes rechazan este tipo de prácticas, Filardi escribió el artículo "Por qué recogí –lo cual significa matar en términos científicos- al Martín Pescador bigotudo". En él aseguró que "el verdadero descubrimiento fue mostrar que hay cientos de ejemplares que aún se desarrollan de forma rica y atemporal".

Por otro lado, dijo que matar a un ejemplar puede ayudar a salvar a toda la especie y estimó que el ave se convirtió en "un símbolo de la esperanza y un proveedor de posibilidades, no en una pérdida".

Desde la vereda de enfrente, quienes se oponen a matar a los animales para estudiarlos recordaron que muchos científicos preservaron una enorme cantidad de especies.

En este sentido, en el artículo ‘Evitando la (re)extinción’ de la publicación ‘Science’, cuatro biólogos escribieron que atrapar a ejemplares de especies raras "puede magnificar el riesgo de extinción en poblaciones pequeñas y, a menudo, aisladas".

A su vez, Ben Minteer, de la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), indicó que cuando se trata de animales en peligro de extinción unas pocas muertes “en nombre de la ciencia” pueden tener un enorme impacto en sus congéneres.