A fines de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que existían dos posibles casos de contagio de coronavirus a través de visones en una granja de Holanda. A dos semanas de aquella advertencia, el gobierno holandés decidió sacrificar 1600 ejemplares de estos animales "por razones de salud pública".

Ante la posibilidad de la "transmisión de coronavirus de un animal a los humanos", las autoridades sanitarias holandesas se alertaron cuando un segundo empleado de un criadero de visones contrajo Covid-19 y se lo atribuyeron al contacto con los visones.

Como primera medida, decidieron cerrar los criaderos de visón, basados en la hipótesis de que estos animales pueden actuar como "reservorios" de coronavirus y significan un peligro de circulación de la enfermedad. Según el Daily Mail y distintos medios holandeses, un equipo de veterinarios y especialistas en enfermedades infecciosas detectaron partículas virales en el polvo de algunos de los cobertizos donde estaban los visones.

El anuncio llegó a través de una carta enviada por la ministra de Agricultura, Carola Schouten , y el ministro de Salud Pública, Bienestar y Deporte, Hugo de Jonge : "Llegamos a la conclusión de que la limpieza de las granjas infectadas es la medida que se debe tomar en interés de la salud pública y animal".

"Cuando la pandemia y el riesgo de infecciones entre humanos están disminuyendo, una infección de visón-humano podría aumentar la incidencia del coronavirus en humanos. Queremos evitar eso", agregaron.

Por otro lado, Wendy Higgins , representante de la Sociedad Protectora de Animales de Holanda dijo: "No se publicaron cifras oficiales, pero es justo decir que otros miles de visones podrían ser sacrificados en las 120 granjas infectadas ". Y agregó: "Ese nivel de pérdida de vidas es una tragedia, pero la verdadera tragedia es que estos animales fueron criados para morir por el frívolo comercio de pieles en primer lugar".

"Desde el momento en que cada visón nació en esas granjas, pasaron toda su vida en una pequeña jaula y su terrible destino siempre fue la muerte en una cámara de gas para convertirse en un sombrero o en una bufanda de abrigo”, concluyó.

 

Fuente: La Nación