Nelson Mandela fue enterrado ayer a las 12.45 hora local (7.45 de argentina) en la aldea de Qunu (sureste de Sudáfrica), tras un funeral de Estado al que asistieron cerca de 5.000 personas.
El fallecido expresidente de Sudáfrica, considerado el padre de la democracia multirracial de esa nación, recibió sepultura en estricta intimidad, acompañado únicamente por su familia, sus amigos más cercanos y algunos invitados, informó la agencia local de noticias Sapa.
El entierro se produjo tras la conclusión de funeral, cuando el féretro de Mandela, cubierto con una bandera sudafricana, fue porteado en procesión por militares de alto rango, blancos y negros. Lo condujeron hacia la ladera de una pequeña colina situada en la finca de Mandela, en las mismas tierras en las que pasó su infancia, y el lugar que siempre consideró su hogar. Allí aguardaba con tristeza su familia, encabezada por su viuda, Graça Machel y su exesposa Winnie Mandela, esta vez sí, para dar su verdadero último adiós.
Depositado el féretro sobre la tumba, sonaron salvas disparadas por cañones y una formación de aviones de combate sobrevoló la zona, seguida de tres helicópteros de los que pendía gigantescas banderas nacionales.
En el momento en que el féretro de Mandela descendía a su tumba envuelto en una corona de flores, tres helicópteros militares volaron bajo sobre el cementerio portando la bandera sudafricana, en una emotiva repetición del momento en que Mandela inauguró su mandato como el primer presidente negro de Sudáfrica hace casi dos décadas.
Al cementerio acudieron invitados tales como el príncipe Carlos de Inglaterra, el reverendo pro derechos civiles estadounidense Jesse Jackson y la presentadora de televisión Oprah Winfrey.
Fuentes: Agencias

