Las mujeres embarazadas en Australia y Nueva Zelanda que sufrieron la gripe pandémica H1N1 fueron 13 veces más propensas a enfermarse críticamente y a ser ingresadas al hospital, dijeron investigadores ayer.

El estudio, publicado en el British Medical Journal (BMJ), analizó datos de la mitad del invierno del hemisferio Sur del 2009 y halló que el 11% de las madres y el 12% ciento de los bebés murieron luego de su entrada a unidades de terapia intensiva.

Los resultados confirman investigaciones previas que indicaban que las embarazadas tenían un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves si contraían influenza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en junio pasado que el nuevo virus H1N1 estaba causando la primera pandemia de gripe en más de 40 años, luego de que la cepa se propagara a todo el mundo desde México y Estados Unidos en apenas seis semanas.

La pandemia de H1N1 desató una carrera para desarrollar nuevas vacunas por parte de laboratorios como GlaxoSmithKline y Sanofi-Aventis.

Pero las dosis no estuvieron listas hasta fines de año y muchas personas decidieron no dársela por temor a problemas de seguridad y porque el brote fue más moderado de lo esperado.

Ian Seppelt, de Investigadores Australianos y Neozelandeses de Terapia Intensiva Influenza, que lideró el estudio de BMJ, destacó que ninguna de las mujeres examinadas había sido inmunizada contra la gripe estacional, pese a las recomendaciones de los médicos.

Durante el período del estudio, un total de 209 mujeres en edad reproductiva (entre 15 y 44 años) fueron admitidas a unidades de terapia intensiva con gripe porcina confirmada, de las cuales 64 estaban embarazadas o habían tenido un bebé recientemente.