El auto se estacionó justo frente a la puerta de la escuela Profesor Raul Brasil, en las afueras de San Pablo. No hubo preguntas ni problemas para entrar por la puerta del establecimiento, que permanecía abierta. Sin personal de seguridad que custodie el ingreso, los asesinos comenzaron su raid sin ningún obstáculo.

Eran las 9.42 cuando Guilherme Taucci Monteiro, de 17 años, ingresó armado con una pistola calibre .38, mientras su compañero se quedó en el vehículo. El adolescente, que había estudiando en la escuela hasta el año pasado y conocía las instalaciones, abrió fuego contra un grupo de alumnos y funcionarios que estaba en la recepción.

Al escuchar los disparos, Luiz Henrique de Castro, de 25 años, también ex estudiante, entró con un inusual armamento: una ballesta, un arco y flecha y un machete. Los sobrevivientes del primer encuentro habían buscado refugio, por lo que se encontró a tres víctimas que yacían en el suelo. Los remató con metódica calma.

El ataque se produjo a la hora del recreo, por lo que había muchos alumnos fuera de las aulas.

Luego, De Castro fue sorprendido por una estampida de estudiantes. La primera fue una joven que tuvo una breve pelea a puños con el atacante, que no logró neutralizarla ni evitar su huida. Al costado, decenas de jóvenes corrían desesperados.

 

Viéndose superado, el atacante decidió correr hacia el interior de la escuela para alcanzar a su compañero, quien tenía el arma de fuego y continuaba disparando.

Cámaras de seguridad de las casas cercanas a la escuela mostraron a los menores escalando y saltando por encima de la muralla blanca que rodea el centro educacional y corriendo por las calles, gritando por ayuda. Al colegio, ubicado en el municipio de Suzano, asisten más de 1.000 menores de entre 11 y 15 años.

Los atacantes se dirigieron al patio y luego al centro de lenguas, donde un grupo de jóvenes se había escondido. A los pocos minutos, imposibilitados de alcanzar a nuevas víctimas, ambos se quitaron la vida, tras matar a ocho personas y dejar heridas a otras 11.

Las cámaras de seguridad muestran que Taucci Monteiro tuvo el revólver en su poder en todo momento, por lo que se cree que él habría matado a De Castro en un corredor y luego se suicidó a su lado.