Juntos. Raúl Castro (izquierda), al lado de Miguel Díaz-Canel, que cuenta con varias chances para ser presidente de la isla caribeña.

 

Como se esperaba, el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57 años, fue propuesto ayer para suceder a Raúl Castro al frente de Cuba, un relevo generacional que no implicará cambios políticos y que será tutelado desde la cúpula por varios “históricos” que, contra todo pronóstico, no se jubilan.

Aunque las apuestas apuntaban desde hace meses a este discípulo aventajado de Raúl Castro forjado desde la base del gobernante Partido Comunista, la incógnita no se despejó hasta ayer, 
cuando la Comisión Electoral Nacional (CEN) anunció la candidatura al Consejo de Estado, máximo órgano de gobierno de la isla.

Antes, 604 de los 605 diputados electos en los comicios generales de marzo pasado (hubo una ausencia) tomaron posesión de sus cargos, quedó conformada la nueva Asamblea y se reeligió como presidente de ese organismo a Esteban Lazo en lo que fue la primera pista sobre el continuismo de la nueva era que comienza en Cuba.

Si la nominación de Díaz-Canel no sorprendió a nadie, sí lo hizo la composición del Consejo de Estado, en el que entran varias caras nuevas pero también permanecen otras de la vieja guardia de las que se esperaba que dejaran la primera línea política siguiendo el ejemplo de Raúl Castro, de 86 años, que se retira tras dos mandatos.

Para la primera vicepresidencia del Consejo de Estado, el cargo de “número dos” del Gobierno, fue propuesto Salvador Valdés Mesa, de casi 73 años, un veterano dirigente del ámbito sindical aupado desde una de las cinco vicepresidencias de ese órgano. De ser ratificado, Valdés Mesa será el cubano de raza negra que ha llegado más alto en el escalafón político de la isla.

Pero la permanencia más significativa en el Consejo es la del comandante Ramiro Valdés, de 85 años, uno de los dos miembros de la generación histórica que luchó en la Sierra Maestra que continuará en la máxima instancia de gobierno de Cuba, nominado como uno de sus cinco vicepresidentes. También ha sido propuesto para repetir Guillermo García Frías, de 90 años, que también fue comandante de la Revolución y es en la actualidad el miembro de mayor edad del Consejo.

Por contra, y aunque sí fueron electos diputados a la Asamblea, no se sentarán en el Consejo de Estado ni Raúl Castro, ni el hasta ahora vicepresidente José Ramón Machado Ventura (87 años), otro histórico revolucionario.

Castro permanecerá como primer secretario del Partido Comunista Cubano hasta el VIII Congreso de la formación en el 2021, y previsiblemente Machado Ventura también seguirá junto a él como segundo secretario hasta entonces.

La propuesta para las cinco vicepresidencias del Consejo de Estado la completan, junto a Valdés, la contralora general Gladys Bejerano (también repetiría en el cargo) y, de nueva incorporación,

el hasta ahora ministro de Salud, Roberto Morales; la miembro del anterior Consejo de Estado Inés Chapman; y Beatriz Johnson, presidenta de la Asamblea Provincial de Santiago. Como secretario ha sido nominado a la reelección Homero Acosta y de los 23 restantes miembros del Consejo de Estado, 11 son caras nuevas.

Esta candidatura fue sometida a votación secreta en la Asamblea y el resultado se sabrá hoy. Durante esa segunda y última jornada se espera, aunque no está confirmado oficialmente, que Raúl Castro pronuncie sus palabras de despedida y Díaz-Canel, el discurso del primer líder de Cuba que no se apellida Castro en las últimas seis décadas. Los 605 diputados de la Asamblea (parlamento) votaron ayer las candidaturas en sufragio secreto. El primero en votar fue Raúl Castro, que había sucedido en la presidencia a su hermano Fidel Castro. Efe

 

El primero
 

Díaz-Canel es el primer nacido posrevolución que llegaría al poder tras la salida de Raúl Castro. Considerado el “delfín” de Raúl Castro, este ingeniero electrónico será el primer apellido diferente en la cabeza del Gobierno desde que triunfó la revolución, en 1959.

 

 

Retos del próximo gobierno cubano

 

Los principales retos que enfrentará el próximo gobierno cubano serán la reforma económica, en una país con una fuerte impronta igualitaria que el capitalismo va absorbiendo, y la necesidad de prepararse para una eventual transición en Venezuela, según explicaron analistas.

El politólogo Atilio Borón destacó la dificultad del momento debido a “las condiciones de bloqueo económico integral hacia Cuba se que profundizó con la presidencia de Donald Trump (EEUU)”.

Según el analista colombiano Ariel Ávila, el saliente gobierno de Raúl Castro “abrió un proceso de reforma controlada” principalmente en temas vinculados a derechos de minorías sexuales, inversión económica y liberaciones laborales”.

Este proceso, comentó el analista, fue hasta ahora muy controlado y lento, por lo que la habilidad política de Díaz-Canel quedará en evidencia cuando determine la velocidad con que estas reformas deben continuar. “Seguramente va a continuar muy lentamente. No creo en esos análisis que dicen que va a acelerar o a detener estos procesos de cambios”, insistió. Andrés Fontana, de la Universidad Austral, señaló que en materia económica Cuba “no está en el mejor momento porque una de sus principales fuentes de respaldo, Venezuela, fue perdiendo capacidad productiva”. Pese a esa dificultad, “la inversión canadiense y europea, en el área de turismo está equilibrando un poco esa carencia”, puntualizó. Por su parte, Ávila opinó que “Cuba quiere seguir siendo igualitaria, pero el capitalismo se la está absorbiendo totalmente”, reseñó el impacto que en la Isla está teniendo la inversión en turismo, y expresó sus temores de que ese impacto “se puede acelerar”. También acentuó que el heredero de la revolución deberá encontrar alguna solución al mundo laboral de los jóvenes, “todo ese grupo de universitarios con títulos y una economía que no es capaz de recibir toda esa mano de obra capacitada”. Para Borón, la apuesta es “acelerar la modernización del aparato económico”, con “obras de infraestructura”.