Antes de ser profesor de fútbol, Ekapol Chanthawong, el entrenador que pasó 17 días con 12 chicos en la cueva de Tailandia, fue monje budista. Esa práctica, que con respiración serena y control de la ansiedad ayuda a mantener la calma, fue clave para la serenidad del grupo.
Sumado a eso, desde que se iniciaran las operaciones de rescate, un grupo de religiosos budistas de Tailandia y de la vecina Birmania visitaron la región para dar apoyo moral a los equipos de salvamento y bendecir la misión.
Con ese método y la asistencia psicológica, se logró mantener la paciencia necesaria para realizar las tareas de rescate. Cabe destacar que el estado psicológico estable fue fundamental para la evacuación: debido a que los chicos debieron sumergirse en un agua barrosa y la mayoría de ellos no sabe nadar.