Unos 4 millones 200 mil paraguayos tendrán hoy la responsabilidad de decidir si el país se mantiene entre aquellos con gobiernos de centroderecha, en expansión en la región, o da un vuelco hacia la centroizquierda con un triunfo opositor, en las elecciones de única vuelta en las que elegirán al sucesor del presidente Horacio Cartes.
Aunque son 10 las fórmulas inscriptas, la discusión real está centrada en dos binomios: el del gobernante Partido Colorado, Mario Abdo Benítez-Hugo Velázquez, con buena ventaja en las últimas encuestas, y el de la Gran Alianza Renovada (Ganar), Efraín Alegre-Leonardo Rubín.
Pero gane quien gane el reto del próximo Gobierno de Paraguay pasa por hacer que el éxito de la economía llegue a los bolsillos de una población que exige una consolidación de la clase media y la reducción de la pobreza.
Según previsiones del Banco Central de Paraguay, el Producto Bruto Interno (PBI) crecerá a un ritmo de 4,5% en 2018.
La economía paraguaya creció durante la última década a un ritmo promedio del 5 % del PBI, según los datos del Banco Mundial, un comportamiento que le permitió desligarse de sus vecinos y potencias económicas, Brasil y Argentina.
Los expertos reconocen que el país ha sabido defenderse en el terreno económico durante la legislatura de Horacio Cartes (2013-2018) a través de políticas de contención del gasto público, leyes de responsabilidad fiscal y disciplina macroeconómica.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, durante su visita a Paraguay este marzo, calificó la economía paraguaya como una de las “más fuertes de Latinoamérica”, con unas previsiones de crecimiento del 4 %, según este organismo. Una cifra que será capaz de mantener el Gobierno que salga de las elecciones de hoy, sea el del oficialista Mario Abdo Benítez o el del liberal Efraín Alegre, dijo a Efe el director del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), Fernando Masi.
“Es una tendencia que se ha mantenido gracias a la estabilidad macroeconómica y a las finanzas públicas; es transversal a cualquier tipo de Gobierno”, comentó Masi.
Al margen de esas previsiones, lo cierto es que gran parte de la población paraguaya vive ajena a los alabados números macroeconómicos del país, con una clase media todavía por consolidar y un 26,40 % de la población, 1,8 millones de habitantes de los cerca de sus 7 millones, que vive en la pobreza.
Para Masi, esto demuestra que la macroeconomía no ha tenido un “efecto derrame” en el bolsillo del ciudadano y alertó de que cualquier imprevisto puede hacer caer de nuevo en la pobreza a la “clase media vulnerable”, la que no ha consolidado su posición en ese estrato social.
En su opinión, la solución pasa por más gasto social en Salud y Educación, pero también por una inversión eficiente y adecuada a los problemas.
Paraguay invierte en Educación un 4,28 % de su PBI, según datos de la Cepal de 2015, por debajo del 7% mínimo planteado por la Unesco.
Sabedor de las carencias del país, el candidato colorado lanzó en las últimas semanas un pliego de propuestas:
rewforma del Poder Judicial, lograr un revolución educativa y mejorar la base contributiva del país, que tiene un esquema con los impuestos más bajos de la región. Alegre, por su parte, propone: reducir el costo de la tarifa de electricidad (en base a que el país cuenta con dos importantes centrales hidroeléctricas, Itaipú -compartida con Brasil- y Yacyretá -con Argentina-; lograr la salud básica gratuita; promover un salto cualitativo y cuantitativo en el sector educación y la reforma judicial.
Quien gane asumirá la jefatura del Palacio de López el 15 de agosto y se quedará hasta 2023, sin chance de reelección, al menos hasta ahora, porque la Constitución nacional veta esa posibilidad.
Abdo Benítez, el máximo favorito
Mario Abdo Benítez, amplio favorito para hoy, es hijo de uno de los hombres más poderosos de la dictadura que gobernó Paraguay durante 35 años. Su padre fue secretario privado de Alfredo Stroessner. Conocido como “Marito”, el exsenador de 46 años se comprometió a impulsar reformas para luchar contra la corrupción. Accionista en dos empresas vinculadas a la construcción, Abdo se declara defensor de la familia tradicional y enemigo absoluto del aborto.