La reina Isabel II de Gran Bretaña añadirá otro hito a su reinado récord este lunes, cuando celebre su 70 aniversario de bodas con Felipe, Duque de Edimburgo. Isabel es la reina con más años al frente de la Corona británica y uno de los secretos de sus 65 años de permanencia en el trono podría ser su estabilidad matrimonial.
La princesa Isabel se casó con el gallardo teniente Philip Mountbatten de la Armada en la Abadía de Westminster el 20 de noviembre de 1947, dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, en una suntuosa ceremonia a la que asistieron jefes de Estado y realeza de todo el mundo.
Setenta años después, Isabel, de 91 años, y su esposo de 96 años, celebrarán su aniversario de platino con una pequeña fiesta familiar en el castillo de Windsor, al oeste de Londres. Un portavoz del Palacio de Buckingham dijo que no se realizará ningún evento público para la ocasión.
Felipe, nacido en Grecia y descendiente de la tatarabuela de Isabel, la reina Victoria, ha estado junto a su esposa en sus 65 años de reinado, el más largo de la historia británica. A él fue quien le dio la noticia en 1952 que su padre, el rey Jorge VI, había muerto y que ella era ahora la reina.
La pareja se conoció cuando ambos asistieron a la boda de la prima del príncipe Felipe, la princesa Marina de Grecia, con el tío de Isabel, el duque de Kent, en 1934. Felipe atrajo la atención de su futura esposa cuando la princesa de 13 años visitó junto a sus padres la Academia Naval Británica en Dartmouth, en el sur de Inglaterra donde era cadete. Isabel queda prendada del atractivo joven de 18 años del que no se separa en toda la ceremonia. Isabel espera recibir noticias de él hasta que decide escribirle una carta, iniciando una relación postal que hará historia.
“Ella estaba verdaderamente enamorada desde el principio”, escribió en su biografía la prima de la reina Margaret Rhodes, amiga de toda la vida de Isabel y una de sus damas de honor, quien murió el año pasado.
Su compromiso fue anunciado en julio de 1947 y se casaron cuatro meses después. Cuando Gran Bretaña se recuperaba de la guerra, la boda ofreció un inusual momento de color y pompa contra un contexto austero de racionamiento y escasez.
Felipe, quien ha sufrido problemas de salud en los últimos años y fue hospitalizado en junio, se retiró de la vida pública en agosto. El príncipe y la reina asistieron a un servicio por el Día de los Caídos, aunque una fuente real dijo que la monarca decidió no colocar una corona así podía ver la ceremonia desde un balcón cercano junto a su esposo.
“Sin el príncipe Felipe, la reina habría tenido una vida muy dura y solitaria. Ha sido un completo respaldo para ella, una roca, desde el momento en que ella subió al trono”, dijo la biógrafa Claudia Joseph a Reuters.
Ahora, mientras celebran su 70º aniversario de bodas, la Reina y el Duque pueden deleitarse con su familia en constante crecimiento. A sus cuatro hijos: Carlos de Gales, Ana de Gran Bretaña, Andrés de York y Eduardo de Wessex, hay que agregar ocho nietos y pronto, seis bisnietos. También pueden complacerse de que, después de una caída en popularidad después de la muerte de Diana de Gales, la Familia Real ahora goza de mayor estima que nunca. Su dinastía, al igual que su matrimonio, ha superado los desafíos a los que se enfrentó y emergió aún más fuerte. Y detrás de todo eso, hay dos personas que todavía están enamoradas. Los años han pasado rápido, pero no su amor. Los que están cerca de ellos dicen que aún sienten exactamente lo mismo. Cuando cierran las puertas, son solo Lilibet y Felipe, dos personas que han crecido y envejecido juntos.