Pasado, presente y futuro. La reina Isabel junto a su hijo Carlos y su nuera Camila. En la escena también están los herederos del trono: el príncipe Guillermo y sus hijos. Son los que siguen en la cadena de sucesión. 

 

El Príncipe de Gales, la figura de la corona inglesa que despertó más rechazo que aceptación en la opinión pública por su historia de infidelidad durante el desafortunado matrimonio con la princesa Diana y las investigaciones sobre sus organizaciones benéficas, se convirtió ayer en el nuevo rey del Reino Unido y de otros 14 territorios. Será conocido como Carlos III, poniendo fin a una espera de más de 70 años, la más larga de un heredero en la historia británica. La tarea será abrumadora en medio de la modernización de la Corona y las investigaciones sobre sus organizaciones benéficas. Ya en 2010, una encuesta de la agencia británica ICM Research arrojaba que la mayoría de los británicos preferían que su hijo Guillermo fuese el próximo monarca, saltando a su padre en la línea sucesoria.

Carlos se enfrentará a esos retos con 73 años, convirtiéndose en el monarca de mayor edad en ocupar el trono en un linaje que se remonta a 1.000 años, acompañado con su segunda esposa, Camilla Parker Bowles, que aún divide a la opinión pública. Para los detractores, el nuevo rey es débil, vanidoso, entrometido y mal preparado para el papel de soberano. Se le ha ridiculizado por hablar con las plantas y obsesionarse con la arquitectura y el medio ambiente, y será asociado durante mucho tiempo con su fallido primer matrimonio con la difunta princesa Diana.

Sus partidarios dicen que eso es una distorsión del buen trabajo que hace, que simplemente se le malinterpreta y que en áreas como el cambio climático se ha adelantado a su tiempo.

Preparado desde su nacimiento para ser rey algún día, Carlos Felipe Arturo Jorge nació en el Palacio de Buckingham el 14 de noviembre de 1948, en el duodécimo año de reinado de su abuelo, el rey Jorge VI.

Con sólo tres años se convirtió en heredero, después de que su madre se convirtió en reina en 1952, y su crianza fue diferente a la de los previos futuros monarcas. A diferencia de sus predecesores, educados por tutores privados, Carlos fue a la escuela Hill House, en el oeste de Londres, antes de ser internado en la escuela Cheam, en Berkshire, a la que asistió su padre, el príncipe Felipe.

Luego fue enviado a Gordonstoun, un duro internado en Escocia donde también había estudiado Felipe. Describió su estancia allí como un infierno: se sentía solo y acosado. ‘Una sentencia de prisión’, dijo. ‘Colditz con faldas escocesas’. Rompiendo de nuevo con la tradición, fue al Trinity College, en Cambridge, para estudiar arqueología y antropología física y social, pero más tarde se cambió a historia.

Cuando él y Diana se casaron en 1981 ante una audiencia televisiva mundial de unos 750 millones de personas, su novia parecía la elección perfecta. Al principio todo parecía ir bien, con el nacimiento de Guillermo y Enrique en 1982 y 1984, respectivamente. Pero entre bastidores, el matrimonio tuvo problemas y Diana culpó a Camilla de su eventual ruptura en 1992, diciendo en una famosa entrevista televisiva: ‘Éramos tres en este matrimonio’.

Esta crisis que terminó con un escandaloso divorcio dejó mal herido a Carlos ante la opinión pública. Ahora goza de una suerte de tregua porque no está muy expuesto con responsabilidades. Pero ahora tendrá que demostrar que está a la altura de su madre isabel II que deja una vara muy alta al nuevo Rey. 

 

  • Consorte

Una vez llamada ‘Rottweiler’ por la mujer a la que reemplazó, es posible que Camila, la segunda esposa del nuevo rey británico, nunca se haya ganado al público, pero ahora es reina consorte, con un título que pocos habrían pensado concebible 25 años atrás.